Javier Zabala se queda sentado en la silla ante la mirada de su botillero. Juna Marín

Pelota

Zabala se autodestruye en su casa

El riojano pierde por un tanto un partido en el que mandaba por 21-8 y queda fuera del Manomanista al ganar más tarde Salaberria

Lunes, 8 de mayo 2023, 02:00

Javier Zabala ha dicho adiós al Manomanista de Promoción inopinadamente, cuando tenía todo a su favor para ganar, porque le valía con superar a Iker ... Larrazabal en el Adarraga para llegar a semifinales. No ganó, sino que perdió por 21-22 después de ver en su marcador un 20-4 favorable. Quien no falló fue Iker Salaberria, que superó por 22-18 a Asier Agirre. Salaberria peleará por entrar en la final.

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Tardará tiempo Javi Zabala en encontrar una explicación a su partido de este domingo... y al del pasado 28 de mayo en Baños de Río Tobía. No son un calco, pero sí presentan semejanzas. Zabala había ganado a Salaberria en el primer partido por 22-10 y solo necesitaba vencer a Agirre en Baños. Perdió por un punto después de mandar en el electrónico con jugosas rentas, como un 6-14 o un 8-15. Hasta que se bloqueó.

Su derrota de esta jornada es más grave. Comenzó como un ciclón ante Larrazabal, que había perdido sus dos partidos y estaba eliminado. Tan seguro se veía que se puso rápidamente por delante y comenzó a sumar puntos hasta alcanzar un contundente 20-4. El Manomanista es un torneo de tacadas, pero para pensar en ganar un partido que tienes así no solo es necesaria una tacada, sino mucha fe. Y el alavés la tuvo, amén de encontrarse con un rival que no sabía qué hacer . Así, del 20-4 pasó al 21-8, pero un pelotazo del riojano le dejó a las puertas del triunfo y del pase para la semifinal.

Y ahí comenzó la tragedia. Larrazabal se despejó de lastre que podría tener y comenzó a mover al riojano hasta agotarle. Saque, carambola o aire. Y si no, pelotazo. Llegó a empatar el partido. «No se puede parar», decía Gorostiza, botillero de Larrazabal al ver a Zabala sentado. Presionaba al rival y a los jueces y alentaba a su pupilo. Y Larrazabal creía en él. Saltó a la cancha y finiquitó el tanto con una pelota al ancho y una posterior dejada. Increíble e inexplicable.

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