Marc Márquez toma una curva, ayer, en el circuito de Assen.
GP DE ASSEN

Marc Márquez nada en la opulencia

Lorenzo, llamado a ser la alternativa al piloto de Cervera, acabó con miedo y hundido en el puesto 13 de la carrera

MIGUEL SESÉ

Domingo, 29 de junio 2014, 01:10

Márquez se tumbó encima de la moto y comenzó a nadar. A braza, como hacen las señoras que en las piscinas no necesitan esforzarse para completar los largos ni quieren que, al igual que al genio de Cervera, nadie se atreva a tocarles ni un pelo. La diferencia es que él lo hizo a una velocidad superior a los 100 km/h, con el suelo mojado y mientras caía sobre su montura la bandera a cuadros que señala al vencedor del Gran Premio de los Países Bajos. Marc, completamente en paralelo al suelo y bromeando con los integrantes de su box encaramados al muro, había conseguido quedarse solo en la historia en lo referente a victorias de forma consecutiva. Ocho de ocho, nueve contando el GP de Valencia del 2013. Y lo hizo en Assen, 'La Catedral' del motociclismo, en una prueba marcada por la lluvia y cargada de simbolismo.

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MotoGP fue una ruleta rusa que se comenzó a jugar antes del semáforo verde. En unas condiciones climáticas tan inestables cualquier decisión iba a ir acompañada de riesgos. Los primeros en darse cuenta fueron Pol Espargaró y Valentino Rossi, que montaron neumáticos de seco y en la vuelta de calentamiento comenzó de nuevo a llover. Entraron a boxes, maldijeron su suerte y se encomendaron a empezar la carrera desde el pit-lane.

En la salida Aleix Espargaró, 'pole', patinó en su intento de retener el hambre voraz de los perseguidores. Algunos, como Iannone o Dovizioso, porque no tienen nada que perder. El otro, el de siempre, Márquez, porque ha optado por ver las cosas al revés que el resto de los humanos: él, en su inconsciencia genial, decide tirar cuando lo necesita, y lo hace también cuando no lo necesita.

Márquez no deja ni las migas y ha destrozado sin compasión a su 'némesis' Jorge Lorenzo, que bajó las orejas cuando vio agua en Assen y los brazos cuando una mala decisión estratégica le mandó a la parte trasera del grupo. Mientras que el '93' mandaba en la pista y decidía cuál era el momento óptimo para entrar a cambiar de moto -la pista ya estaba suficientemente seca-, el '99' se encontraba sin tráfico por delante. Jorge se puso como líder provisional y se derrumbó, sabedor de que no iba a conseguir por táctica lo que estaba tan lejos por pilotaje. Al verse primero supo del error. Los rivales habían entrado a la calle de garajes y cambiaban sus gomas por otras de seco, mientras que él estaba desgarrando su ya maltrecha rueda de mojado y desangrando el crono. «He tenido miedo, en estas condiciones y sin poder luchar por el campeonato no tenía sentido arriesgar. En otro circuito, en otras condiciones, hay que poner un poco más de valor». Ver a Lorenzo así de hundido era una quimera hace apenas seis meses, pero el ciclón Márquez no perdona a nadie.

Sin clemencia

Tampoco tuvo clemencia con Dovizioso, que se las prometía muy felices tras el cambio de moto. Márquez había salido por delante, pero cometió un error al irse recto y bastante tuvo con mantenerse sobre la moto. Andrea se colocó en cabeza y se lanzó a por la victoria, algo que por momentos pareció accesible. Marc volvió al trazado a cuatro segundos, y se puso de nuevo manos a la obra. Como un rayo volvió a ser el inmaculado líder del Mundial. Asomaron las banderas que supo salir del barro para superar a Dovizioso y mantener su pleno de victorias.

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Tras ellos, Dani Pedrosa peleaba el último puesto disponible del cajón con Aleix Espargaró, que salió derrotado, pero victorioso en su moral. Por delante, Márquez había alcanzado la plenitud. Y lo hizo con la tranquilidad de quien nada a braza en una piscina.

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