La lección aprendida de los protocolos

El ambiente está lejos de ser el de partidos de otras temporadas, falta color, calor, ruido y muchos aficionados en unas gradas que este curso se presentan más vacías. Al menos, pueden seguir los campos riojanos recibiendo aficionados sin los que el fútbol no tendría el mismo sentido. Otras comunidades han impuesto en esta temporada restricciones al acceso de los seguidores a los estadios, pero los socios del Calahorra o el Haro han podido acompañar a su equipo siempre, al menos en los partidos de casa y en los de nuestra Comunidad, sin saltarse las restricciones de movilidad impuestas desde octubre.

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Las filas de acceso al estadio daban paso a los aficionados que ya han asumido que no hay que apurar la hora para llegar. Desde bien pronto entra el goteo en La Planilla, mientras que la venta de entradas, que no vive su mejor época, también se organiza con respeto y organización. Una vez dentro, con algo más de medio millar de espectadores, los protocolos se mantienen en las gradas, sentados de principio a fin y con distanciamiento, aunque más en unas zonas que en otras. Son cosas del nuevo fútbol, de una temporada que vive derbis a medio gas pero que saben a mucho viviendo lo que estamos viviendo. Y lo que hemos vivido.

Pasada la novedad, todo fluye con rutina. Incluso se mejora. El Calahorra, después de negarse durante toda la primera vuelta a realizar ruedas de prensa, organizó este domingo su primera, por la que pasaron Diego Martínez y Aitor Calle, en exterior y en un espacio delimitado.