Día de ganar y olvidar

Tarde para ganar... y para poco más. Tocaba sumar los tres puntos y seguir vivos. ¿A quién le va a importar el juego de este partido dentro de unas semanas? A nadie. Sobre todo si se sigue manteniendo la ilusión por colarse entre los cuatro primeros. Se recordará el importante triunfo y del partido se acordarán pocos.

Porque del choque entre la UD Logroñés y el Real Unión poco se puede salvar, salvo Ñoño. Dos destellos del ariete de San Fernando, uno en cada parte, combinados con dos errores de los vascos bastaron para que los blanquirrojos salieran airosos.

El Real Unión llegó a Las Gaunas con su ritmo cansino, casi pasota, del que se contagió en muchos momentos la UDL. Sólo los inevitables arranques de calidad y de intensidad de los riojanos cambiaron los biorritmos de un choque pesado y aburrido.

Los veteranos vascos apenas buscaron algo para salir airosos. Si acaso, sus opciones pasaron por algún ataque repetitivo por las bandas, a la espera de los errores de los blanquirrojos, que suelen emerger de vez en cuando.

Algunas ocasiones tuvieron los riojanos antes de la media hora, con un Marcos André inquieto. Pero hubo que esperar a un saque largo de Miguel en el minuto 32, seguido del error de la defensa del Real Unión y resuelto por el oportunismo y la tenacidad de Ñoño para ver el primer gol de la UDL.

Y el choque siguió avanzando... Y en la segunda parte se volvió todavía más espeso, más denso... Hasta que volvió a aparecer Ñoño. Se llevó el balón, disparó y Otaño hizo menos de lo que debía. El segundo gol llegaba y el partido quedaba más que sentenciado en el minuto 73. Porque a los vascos no se les veía ni formas ni ganas de darle la vuelta al marcador. Así que era cuestión de que pasaran los minutos para que acabar sumando el triunfo.

Y así fue. Tres puntos. Importantes. Fundamentales en un día de ganar y olvidar.