El Logroño toma la catedral de Pamplona
Los franjivino logran una victoria de galones para escalar y abrir la posibilidad de la Copa Asobal
El Ciudad de Logroño ya está en la pomada. Los franjivino lograron un triunfo de galones en la catedral pamplonica y escalar a la ... zona alta, abriendo seriamente la posibilidad de jugar la Copa Asobal, que entrega una de las plazas europeas para el año que viene. Los de Velasco jugaron un partido serio defensivamente y pudieron frenar a un Anaitasuna que solo había cedido ante el Bidasoa en su campo. Un triunfo (33-36) labrado con esfuerzo y trabajo colectivo.
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El equipo riojano salió con valentía. Consciente de que el Anaitasuna le iba a plantear un partido eléctrico, con muchos goles, los riojanos intentaron endurecer su defensa desde el principio y llevar al borde del pasivo los ataques posicionales. Durante los primeros compases del encuentro, ninguno de los dos contendientes se sacó ventaja.
Fue el Ciudad de Logroño el equipo que empezó a marcar las primeras diferencias, con una retaguardia móvil que ahogó alguna ofensiva local, canjeando ese esfuerzo con la misma moneda, a la contra. El conjunto de Quique Domínguez probaba de su propia medicina con goles de David Cadarso y de Xavi Tuà, que en ese primer tiempo anotó seis dianas, abriendo un hueco de tres tantos (8-11, minuto 17).
El Anaitasuna, pese a pasar algunos baches, contaba con un banquillo de muchos efectivos, que iba regenerando el ritmo de un encuentro que continuaba comandando el bloque visitante, que se apoyaba en las paradas de Kristof Palasics. Pocas pero significativas.
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Así las cosas, con una defensa intensa atorando el juego de Julen Elustondo, Nico Bonanno y Edu Fernández, el conjunto riojano amplió las diferencias a cuatro tantos. Y pudiendo irse al descanso con una renta mayor y prácticamente sentenciar el duelo, dos errores consecutivos volvieron a meter al Anaitasuna en el encuentro con dos goles a la contra (18-20).
Gran papel de Thiago Ponciano
El Ciudad de Logroño tuvo un inicio de segunda parte dubitativo, concediendo demasiado a la primera línea local, que aprovechó una superioridad por exclusión de Eugen Zaja y algunas indecisiones para ponerse por delante en el marcador (24-23).
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Quedaban por delante veintidós minutos, tiempo que aprovechó el conjunto riojano para mostrar sus costuras. Endureció se defensa una vez más, con un gran papel de Thiago Ponciano, jugador que fue el jefe de la retaguardia y jugó en el lateral y en el pivote. Un multifunción el brasileño. Suyo fue el tanto que volvió a poner al Logroño comandando en el marcador después de una parada de Aly.
A partir de entonces, los de Velasco intentaron tranquilizar el juego, bajar el ritmo del Anaitasuna y volver a jugar al límite del pasivo. Y con mordiente. No se equivocaron los logroñeses, que empezaron a despegarse una vez más de un Anaitasuna que fue perdiendo fuelle y que sufrió la roja de Antonio Bazán, uno de los hombres importantes de la defensa navarra.
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El equipo franjivino no perdonó e hizo daño con los goles de los hermanos Cadarso y El Korchi. La sentencia llegó a cinco del final, cuando Aly detuvo un penalti a Redondo. Al final, los riojanos se llevaron un triunfo valiosísimo. El Ciudad de Logroño ya se reconoce en el espejo.
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