FERNANDO DÍAZ
Balonmano | Liga Asobal

El Logroño se pierde en el caos

El equipo franjivino se despide de la Copa Asobal ante un Anaitasuna intenso

Martín Schmitt

Logroño

Domingo, 4 de diciembre 2022, 19:15

El Ciudad de Logroño continúa atascándose en el Palacio de los Deportes. Esta vez su verdugo fue un Anaitasuna que propuso un partido agresivo, ... muy poco vistoso pero muy intenso. Y en esa batalla el conjunto riojano se perdió (22-26). Porque lo tuvo para sentenciar en la segunda parte, cuando ganaba por tres tantos, pero le fue imposible adaptarse al encuentro y al nivel del arbitraje de los hermanos Escudero.

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El Ciudad de Logroño comenzó muy espeso, tanto atrás como en labores ofensivas. Los de Velasco no jugaban nada claro, se atascaban y cometían demasiados errores en esos primeros minutos, en los que un Anaitasuna bien comandado por Ibau Meoki aprovechó la ocasión para abrir el melón del partido. Los navarros empezaron a sumar un gol tras otro y con 0-4 y Kisselev excluido, el equipo franjivino despertó de su letargo. Aunque fue un arranque tímido, en el que el conjunto pamplonica llegó a ponerse 3-8, la defensa se fue acomodando, Jorge Pérez (único portero debido a que Markelau se lesionó un dedo en el calentamiento) tocó algún balón y el ataque comenzó a ver puerta.

Sin embargo, el Anaitasuna parecía jugar con una marcha más, sobre todo en su retaguardia, con una defensa muy profunda –los laterales presionaron mucho a la primera línea local–. Y ante la intensidad, el Logroño batalló con astucia. La de Mamadou Diocou que marcó tres goles seguidos para meter en partido nuevamente a los riojanos.

Por aquel entonces, a cinco minutos del descanso, Leo Dutra había calentado su misil derecho. Uno de esos obuses rompió las manos de Cancio y el conjunto de Velasco empató las cosas en el 28. Ahora sí el conjunto logroñés pensaba en la Copa Asobal y en la segunda jugada Javi Rodríguez robó un balón y se cruzó los treinta metros que le separaban de la portería rival para poner a su equipo por encima del luminoso por primera vez (12-11), resultado con el que llegó el descanso.

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El inicio de los segundos treinta minutos se atascó. Pero hubo una diferencia: en el marcador mandaba el Ciudad de Logroño que tuvo que adaptarse a ese juego áspero propuesto por los navarros. Dutra parecía encendido mientras Jorge Pérez seguía parando algún balón que daba oxígeno a los riojanos, que vieron cómo Aitor García les empataba en el 48 (18-18). Había un mundo por delante. Y el Anaitasuna se encargó de enturbiarlo.

Porque los riojanos pudieron sentenciar las cosas en el ecuador de esa segunda parte, pero no era el día de Serradilla; tampoco de Dutra, Preciado o Javi Rodríguez y en el último tramo el Logroño se enmarañó y se convirtió en un equipo atolondrado. Y en ese caos se perdió y el Anaitasuna, al que se le permitió demasiado, ganó y acabó celebrando la victoria como si se tratase de la final de la Champions en un Palacio con mucha gente.

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