De la ilusión inicial a la goleada final
El Logroño arranca bien frente al Barça, pero acaba encajando una contundente derrota ante el indiscutible líder de Asobal
Para ganarle al Barcelona un partido de balonmano hay que hacerlo todo bien. No vale con destacar en algún aspecto. No es suficiente con rendir ... a un nivel aceptable. Hay que firmar un encuentro perfecto y aun así es muy posible que el bloque catalán acabe imponiéndose. Así lo lleva demostrando esta temporada y muchas más y así lo sufrió en sus carnes el Ciudad de Logroño. Y si te descuidas mucho, como ha ocurrido este viernes en el segundo tiempo, acabas goleado.
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No en vano, los de Miguel Ángel Velasco empezaron bien e incluso manejaron ventajas de dos goles a su favor durante los compases iniciales, pero no tardó el Barcelona en aprovechar sus muchas virtudes y algunos errores riojanos para ponerse a mandar en el marcador e ir poco a poco aumentando su renta.
Cuando no encontraban lanzamientos exteriores de N'Guessan o Mem, hallaban en el pivote a Frade o Fábregas y, sobre todo, se mostraban letales cuando los logroñeses perdían el balón o cuando Nielsen hacía una de sus múltiples paradas (14 de 30 en el primer tiempo) para que sus compañeros corrieran.
Frenar todo ese arsenal no resulta sencillo, pero el Logroño lo intentó e incluso logró verse a dos goles de distancia con el 14-12, pero Antonio Carlos Ortega avisó a los suyos y estos reaccionaron. Y de qué manera. Además, los visitantes se encontraron sin respuesta desde la portería, ya que Jorge Pérez llegó al descanso sin paradas y Javi Romeo hizo tres ante doce lanzamientos locales. Muy pocas y eso es sinónimo de muerte (deportiva) contra el Barcelona. Así, el resultado al descanso reflejaba un contundente 23-17 para los de Antonio Carlos Ortega.
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Ya estaba muy difícil el duelo para los riojanos, pero si a eso se le une un bajón en el rendimiento tanto ofensivo como ofensivo, no es de extrañar que la distancia en el marcador a favor de los catalanes se fuera por encima de los diez goles. El nivel de los riojanos fue a menos, mientras que el de los barceloneses (sobre todo en el ámbito defensivo) fue creciendo. Y así es imposible ponerle las cosas difíciles al todopoderoso Barça.
El Barça creció durante el partido, al contrario que un Logroño que dio muchas facilidades tras el descanso
Mediada la segunda parte, el electrónico ya reflejaba un más que clarificador 36-21 para el líder de la Asobal. El Logroño había anotado cinco goles en quince minutos y el Barcelona ya llevaba trece. Poco más que decir. Todo sentenciado y el único interés del enfrentamiento pasaba a ser por cuánto terminaría ganando el conjunto culé. Finalmente se impuso por 13 goles (43-30).
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Es seguro que en las cuentas del Logroño no estaba puntuar en el Palau Blaugrana, pero sí ponerle las cosas más difíciles a su rival, sobre todo después del buen inicio del choque. Pero el Barcelona es un martillo pilón. Te gana aunque lo hagas bien. Y si encima le das alguna facilidad te golea. No es algo que sorprenda. Es la diferencia entre los catalanes y el resto.
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