El Ciudad de Logroño se suma a su fiesta

Lo más reciente, el brillante subcampeonato logrado hace apenas una semana en Santander que, además, le garantiza una nueva participación en competiciones europeas la próxima campaña sin esperar a lo que pase en los partidos que restan de la Liga Asobal.

Lo segundo, y no por ello menos importante, era recordar que el Ciudad de Logroño alcanzaba ante el Guadalajara los 500 partidos en la máxima categoría del balonmano español. Dieciocho temporadas ininterrumpidas en la élite desde aquel ya lejano 9 de septiembre del 2006 ante el Ademar en el Palacio de los Deportes. Se ha convertido en una rutina ver a los franjivino entre los mejores y compitiendo con los grandes de Europa, pero tantos partidos, tantos años, quieren decir que se han hecho muchas cosas bien en un club tan humilde como admirable.

Quiso celebrarlo la entidad con una jornada de puertas abiertas para que todos los aficionados que lo desearan pudieran disfrutar de la fiesta. Unas mil quinientas personas acudieron a la llamada. Y todo eso dejaba en un segundo plano un partido importante para Miguel Ángel Velasco y los suyos, que todavía quieren competir de la mejor manera hasta el final y quedar en la posición más alta posible.

No era fácil concentrarse para enfrentarse a un Guadalajara en plena pelea final por salvar la categoría con tantos estímulos ajenos a lo que pasaba en la cancha. De hecho, esta crónica del choque va por la mitad y nada se ha comentado todavía del encuentro en cuestión. Demasiado jolgorio, demasiada fiesta.

Se trasladó a la pista esa sensación de relajación y los locales entraron mal en la pista. Los visitantes se jugaban mucho y se olvidaron de las zarandajas ajenas para ponerse 1-4 en apenas cuatro minutos.

Se centró en defensa el Logroño y un efectivo Palomino, tras una buena parada de Jorge Pérez, puso por primera vez por delante a los locales (6-5). No estaba demasiado fluido el cuadro local, pero con cierto orden atrás y alguna aparición de la portería le bastaba a los franjivino para mandar en el partido (11-10). Le faltaba lucidez al choque, con despistes y errores de bulto. La diversión estaba en la grada. El destello de la jugada de pizarra de Velasco para el 'fly' de Edu Cadarso daba dos goles al descanso a los franjivino, su máxima renta al descanso (14-12).

No cambió la tónica tras el retorno. Mandaban los de Velasco por la inercia de su mayor calidad, y por el acierto de Pérez y Palomino en los dos lados de la cancha.

Aprovechó el Logroño una doble exclusión alcarreña para abrir una renta que, tal y como iba el duelo parecía suficientemente jugosa (26-22). Lo fue porque el Guadalajara no daba para mucho más, aunque lo intentó, pero se quedó en eso, en un quiero y no puedo.

Ganó el Ciudad de Logroño (32-29) en un día de celebración para todos, hasta dio tiempo de que jugara Clavijo. Incluso los jugadores se lo tomaron con cierto relajo, es lo que tienen los días de fiesta.