Abeica, el vino que se hace en la viña
La quinta generación prosigue con el legado familiar y ya ha comenzado a imprimir su huella en esta bodega de Ábalos que apuesta por la calidad de la uva. De sus viñedos buscan extraer el máximo potencial y si no lo logran, «nos saltamos la añada», no dudan en afirmar
Abeica fue el primer nombre con el que se conoció Ábalos. Y en homenaje a esa antigua denominación, que apareció en escritos de la época ... de Alfonso I (639-757 d. C.) recogidos por el cronista Sebastián de Salamanca y en los que explicaba que pasaban de Abeica a Brunes –de Ábalos a Briones–, se llamó esta bodega, cuyo edifico nuevo se construyó en el año 1989.
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La historia de Abeica es la historia de una familia, ligada a un modo único de entender la viña y el vino. Una historia que se remonta al tatarabuelo Julián, botero de profesión y que empezó a comprar viñas para uso propio. Tras él, cada una de las generaciones han ido aportando algo nuevo a la bodega, manteniendo siempre la filosofía de elaborar los vinos de forma artesanal y, en su mayoría, siguiendo un proceso de maceración carbónica. Todos sus vinos proceden de viñedos propios.
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Visita y degustación
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Recorrido guiado por la bodega, en el que se cuenta el modo de elaborar el vino y que termina con una degustación de tres vinos, acompañados de un aperitivo riojano (queso camerano, chorizo de Ribafrecha y pan). Duración: 1 hora y media. Precio, 17 euros.
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Visita con iniciación a la cata
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Mini-cursillo de iniciación a la cata, con tres vinos, Chulato, Longrande crianza y Longrande reserva, y aperitivo riojano (chorizo, queso y pan). Antes, recorrido guiado por la bodega, en el que se aprenderá gráficamente cómo se hace un vino de maceración carbónica. Duración: 2 horas. Precio, 23 euros.
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Visita lagaretas con iniciación a la cata
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Recorrido por las lagaretas (rocas horadadas donde se hacían antiguamente los vinos, a pie de viñedo), visita guiada a la bodega y mini-cursillo de iniciación a la cata, con la degustación de tres vinos, Chulato, Longrande crianza y Longrande reserva, y de mosto natural (se acompañará de aperitivo riojano). Duración, 2 horas y media. Precio, 28 euros. Mínimo 8 personas.
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Visita y degustación de vinos parcelarios
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Visita guiada por la bodega. Degustación de cinco vinos parcelarios: Abaris (blanco fermentado en barrica), Abeica mazuelo de Larrumbe, Abeica garnacha, Abeica Carronillo y Abeica El Bardallo. Aperitivo riojano. Duración: 1 hora y media. Precio: 50 euros.
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Reservas
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Teléfono: 941 30 80 09.
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Correo electrónico: visitas@bodegasabeica.com
Ricardo Fernández, padre y abuelo de la cuarta y quinta generación que hoy están al frente de Abeica, fue quien comenzó a embotellar los vinos a principios de los ochenta –hasta entonces los vendían en garrafón o a granel–. El día de esta visita, y a sus 93 años, se encontraba espergurando en una de las viñas; «echando un ratito» como le ha confesado a su hija Isabel Fernández. Todo ello después de haber estado en la huerta y dando de comer a las gallinas.
Isabel conforma junto a sus hermanos Ricardo, Patxi y Raúl la cuarta generación, que se ha entregado en cuerpo y alma a la bodega. Ese tesón, dedicación y saber hacer han encontrado relevo. La quinta generación, con Ricardo y David, continúa con el legado y ha empezado a imprimir su huella en el vino.
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Enóloga de profesión, Isabel defiende a ultranza las palabras que siempre están en boca de su progenitor: «El vino se hace en la viña; en la bodega es donde extraemos el máximo potencial y, a veces, lo conseguimos». ¿Y si no? «No se hace. Nos saltamos la añada», admite, mientras recuerda que Ricardo Fernández ya fue un visionario cuando plantó la viña pensando en el vino que quería hacer, como también lo fue a la hora de poner en valor los viñedos viejos.
Ubicación privilegiada
La explicación de la visita, que se inicia junto a uno de los bocoyes (barrica de 500 litros), se apoya en recursos visuales. Mucho mejor para entender, por ejemplo, la situación orográfica de Ábalos, donde se ubican la mayor parte de sus viñedos –cuentan con 5 hectáreas en San Vicente de la Sonsierra y 29 en Ábalos– y que permite un escenario singular. Aunque predomina el tempranillo, también cuentan con viura, garnacha y mazuelo. También a través de la imagen se ven mejor las cepas, con tonalidades bien diferenciadas, y cuyas familias se entremezclan en unas parcelas que se vendimian de manera manual.
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Y si por la vista se comprende mejor la explicación de Isabel, por el gusto y el olfato se aprende a entender esos matices que distinguen a los vinos de Bodegas Abeica y que hablan de tradición y autenticidad.
Al hallarse en terreno fundamentalmente arcillo-calcáreo y al abrigo de la Sonsierra, se genera un microclima propicio para el cultivo de viñedo y también para la elaboración de vinos parcelarios como Abeica Carronillo –un único viñedo, de 54 años, situado a 630 metros–, Abeica El Bardallo –50% tempranillo, 5% garnacha tinta, 40% viura y 5% garnacha blanca y torrontes– o Abaris, su blanco fermentado en barrica, de un único viñedo viejo de la parcela Santa Ana; y también varietales como Abeica mazuelo o Abeica garnacha. Sin olvidar su Abeica Colección de Viñedos, elaborado con tres de sus viñedos viejos: Peñacaida (77 años), los Trepados (60) y Centenales (más de 100), su Chulato joven de maceración carbónica o sus Longrande, crianza y reserva.
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