Urdiales triunfa en su debut en Gijón
El torero de Arnedo corta una oreja a su primer toro de José Vázquez y pierde la puerta grande al fallar con los aceros en el cuarto
Diego Urdiales regresó a los ruedos en la tarde de este sábado tras un breve alto en la temporada. Tomó oxígeno y en Gijón volvió ... a desplegar su toreo. Debutaba. Compartió tarde con Manzanares y Roca Rey. Algo abanto salió de chiqueros el primero de José Vázquez. Con el capote intentó Diego meterlo en los vuelos, con un ramillete por verónicas en el que hubo dos especialmente cadenciosas. En banderillas continuó el toro con esa molesta condición. Apuntó una cierta tendencia a salirse suelto, a querer desentenderse de los engaños. Fue algo mansote. Bien estuvo la cuadrilla en los primeros tercios, destacando El Víctor por su labor con los palos.
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Con la muleta trató de llevarlo Urdiales con mando, encelándolo para evitar que se saliese del embroque. Le costaba entrar. Por el pitón derecho tenía mejor condición. Lo entendió Diego y lo aprovechó por ese pitón para armar series ligadas por derechazos. Algunos, auténticos carteles de toros. Fueron unas cuatro tandas con la mano diestra, sintiéndose muy a gusto, perfilándose siempre con esa pureza que le caracteriza. Trató de que no se rajase el astado, y en uno de esos intentos de llevarlo, el toro le arrolló volteándole sin consecuencias. Montó de nuevo la muleta y remató la faena con la mano diestra.
Por el pitón izquierdo el astado se colaba bastante, revolviéndose en ocasiones con peligro. Siempre tuvo esa inercia de irse a tablas. Hizo uso de recursos, de ese repertorio añejó de ayudados y remates para hilar y dar solidez a la faena, que planteó con inteligencia. Destacó Urdiales por su gran entrega y compromiso. Se perfiló a matar y entró la espada hasta la empuñadura. Arriba. Tardó algo en doblar el toro y después cayó la oreja.
Los datos
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Plaza de toros de Gijón Se lidiaron toros de José Vázquez. Casi lleno.
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Diego Urdiales, de azul celeste y oro. Oreja y ovación.
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Manzanares, de azul noche y oro. Oreja y oreja.
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Roca Rey, de azul noche y oro. Ovación y oreja.
Otra más pudo cortar de no haber fallado con los aceros en el cuarto, su segundo. Se tiró con todo, pero pinchó en lo alto. Una fuerte ovación fue el reconocimiento a una faena en la que hubo extraordinarios pasajes al natural, sueltos por la condición del toro, que fue un astado con poco recorrido y de escaso motor. Le costó embestir, pero lo hizo con más calidad y nobleza que su primero. Sensacional fue el inicio de faena rodilla en tierra, alargando la embestida, invitándole a seguir los vuelos. Muy torero. Ya en los medios, comenzó la faena por el pitón derecho, con series ligadas, ralentizando la embestida. Planteó una labor siempre a favor del toro, aprovechando los momentos que le regalaba por ambos pitones para lucirse con naturalidad. Siempre anduvo por encima de él. Lo hizo todo pausado, robándole los muletazos sin exigirle demasiado. Era de oreja, pero la espada no entró y los descabellos emborronaron la obra. Urdiales abandonó el coso dejando huella.
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