La Rioja Festival acerca la versión más personal y comprometida de Sáinz-Villegas

«Un profesional con corazón de fundación». Así se autodescribió ayer Pablo Sáinz-Villegas en la charla mantenida en el Aula Magna del Edificio Quintiliano de la UR junto al profesor de música y crítico del diario El País, Pablo Rodríguez. Un coloquio informal e íntimo que sirvió de prólogo de La Rioja Festival, pero también como celebración del reconocimiento del guitarrista como doctor 'honoris causa' además de hito dentro de los actos por el 30º aniversario de la creación del campus riojano.

La definición que aportó de sí mismo resultó transcender todos los premios, galardones y méritos del artista logroñés, condensando los dos 'Pablos' que conviven en el mismo Sáinz-Villegas. El virtuoso y el pedagogo, el divulgador de la guitarra y el comprometido con el mundo. «Tanto mi proyecto social como mi yo profesional comparten el mismo propósito, que no es otro que acercar la música a todos los seres humanos, que se convierta en punto de encuentro para entender que unidos somos más y mejores», resumió sin dejar de ensalzar a la universidad pública riojana como vehículo vital para la transmisión de educación y conocimiento. Un agradecimiento que extendió a la propia vida, que según confesó le ha posibilitado transitar por territorios y hollar cumbres (personales y artísticas) impensables en los albores de su carrera. «La vida es un camino que me ha permitido explorar latitudes que nunca hubiera imaginado –reveló– avanzando siempre a un mismo horizonte de valores de excelencia, multiculturalidad, tolerancia...»

Rodríguez compartió el diagnóstico de su compañero de coloquio y esas dos facetas de Sáinz-Villegas imposibles de disociar, agregando además un plus: su capacidad para abrir la guitarra a todos los ámbitos y erigirse en embajador de la cultura española.