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Fotograma de 'Spotlight'.
Sabuesos de la noticia

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'Spotlight', la cinta de Tom McCarthy sobre los abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos destapados por 'The Boston Globe', revitaliza el interés de Hollywood por una profesión que ha deparado títulos como 'Todos los hombres del presidente' o 'Ciudadano Kane'

Óscar Bellot

Viernes, 19 de febrero 2016, 11:05

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¿A quién podría interesarle un filme cuya trama gira en torno a un grupo de periodistas que pasan horas y horas encerrados en un anodino sótano revisando antiguos recortes de periódico y cruzando datos de parroquias en busca de una noticia que años atrás pasó inadvertida? Esa es la pregunta que pivotaba sobre la mente de Tom McCarthy cuando emprendió el reto de convertir en película las pesquisas llevadas a cabo por el equipo de investigación de 'The Boston Globe' que acabaron destapando un escándalo que sacudió los cimientos de la Iglesia Católica y que le deparó al rotativo un premio Pulitzer en reconocimiento al servicio público prestado. La respuesta, para sorpresa de quienes pusieron en tela de juicio su empeño, es que a muchos.

'Spotlight', el largometraje protagonizado por John Slattery, Michael Keaton, Rachel McAdams, Mark Ruffalo, Brian d'Arcy James y Liev Schreiber que toma su título del reputado equipo de investigación capitaneado por Walter 'Robby' Robinson y tutelado por Ben Bradlee Jr., por entonces editor de 'The Boston Globe' e hijo de una auténtica leyenda de la profesión, quien fuera responsable de 'The Washington Post' durante la época del 'Watergate', se ha convertido en una de las cintas más aclamadas de la temporada, con una larga lista de galardones que avalan su condición de gran aspirante a la 88 edición de los Oscar. Escogida como mejor película del año por los críticos de Washington, Boston, Los Ángeles o San Francisco, su reparto fue distinguido también por el Sindicato de Actores, que vino a reconocer la labor coral de un casting en el que sobresale la fuerza de que dota a su personaje un Mark Ruffalo que no repara en sacrificios a la hora de desenredar la maraña de abusos a menores cometidos por sacerdotes de Boston y la sobriedad de un Michael Keaton en estado de gracia tras su triunfal regreso a la primera línea con 'Birdman (O la inesperada virtud de la ignorancia)' (Alejandro González Iñárritu, 2014). Fue precisamente el realizador mexicano quien le arrebató la gloria a McCarthy en los Globos de Oro y amenaza con amargarle también la gala que tendrá lugar este 28 de febrero en el Teatro Dolby de Los Ángeles, donde 'El renacido' defenderá doce candidaturas por las seis con que cuenta 'Spotlight'.

Pero gane o pierda frente a la historia de venganza que propone el filme basado en la odisea real del trampero Hugh Glass, nadie podrá negarle a 'Spotlight' el mérito de haber revitalizado el interés de Hollywood por el periodismo. Una profesión que ha deparado un puñado de títulos imprescindibles en la videoteca de cualquier cinéfilo que se precie y que también ha contado en el pasado con el favor de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.

De 'Rosebud' al 'Watergate'

A la cabeza de todos, 'Ciudadano Kane', el filme que encumbró a Orson Welles como uno de los más grandes del séptimo arte y de cuyo estreno se cumplen precisamente ahora 75 años. Catalogada como la mejor película de todos los tiempos por el American Film Institute, los avatares de su producción son tan legendarios como las glorias y miserias que conformaron la vida del magnate de los medios de comunicación que le sirvió como fuente de inspiración, William Randolph Hearst. Gracias a ella obtendría Welles el único Oscar que adorna su carrera, sin contar con el premio honorífico de que se le hizo objeto en 1970. Y ello pese a la formidable campaña en su contra desatada por un Hearst que llegó a controlar 28 periódicos de ámbito nacional y que no reparaba en recursos con tal de vender ejemplares, aunque para ello fuese necesario coaccionar a políticos o incluso desencadenar guerras. Claro que la estatuilla al mejor guión original representó una magra recompensa para un largometraje que contaba con nueve candidaturas y al que muchos daban por seguro ganador en las categorías principales. '¡Qué verde era mi valle!' acabó erigiéndose en la gran triunfadora de una edición que no hizo sino demostrar que la mano de Hearst era muy alargada.

Casi dos décadas después, los Oscar rindieron honor a otra película que retrataba la profesión periodística. Federico Fellini convertía a Marcello Mastroianni en un cronista social que se codeaba con la burguesía de Roma y que no escatimaba esfuerzos con tal de entrevistar a una diva del cine a la que perseguía hasta la mismísima Fontana de Trevi. El vestuario de Piero Gherardi le deparó a 'La dolce vita' su único Oscar, de las cuatro nominaciones con que contaba. La cinta propició además el surgimiento de la palabra 'paparazzi' para denominar a los fotógrafos de la prensa rosa, una derivación del personaje Paparazzo interpretado por Walter Santesso.

Sin ninguna candidatura se quedó uno de los títulos de referencia sobre el mundo del periodismo. Billy Wilder pergeñó en 1974 una de sus obras maestras en torno a un cronista de sucesos cuyo deseo de iniciar una nueva vida se veía entorpecido por un huraño jefe dispuesto a todo con tal de retenerle. Jack Lemmon y Walter Matthau conformaban el estelar dúo que impulsó a 'Primera plana' a la condición de clásico con mayúsculas, pese a que la Academia ignoró su planteamiento.

No ocurrió lo mismo cuando, dos años más tarde, Alan J. Pakula firmó el que sigue siendo el thriller político-periodístico por excelencia. Robert Redford y Dustin Hoffman pusieron rostro a Bob Woodward y Carl Bernstein en 'Todos los hombres del presidente', retrato de la investigación que desembocó en la dimisión del presidente Richard Nixon. 'The Washington Post' se convirtió en emblema del mejor periodismo y la película inoculó el veneno de la profesión a miles de jóvenes deslumbrados por las posibilidades del llamado 'cuarto poder'. Una gesta coronada con cuatro Oscar, incluyendo el de mejor actor secundario para un Jason Robards majestuoso en el papel de Ben Bradlee, el padre de ese otro sabueso de la información al que interpreta John Slattery en 'Spotlight'. 'Rocky' le arrebató, no obstante, la estatuilla a mejor película en una edición en la que también brilló 'Network, un mundo implacable', la magistral disquisición sobre el poder de la televisión articulada por Sidney Lumet y que obtuvo otros cuatro galardones.

La figura del trigésimo séptimo presidente de Estados Unidos deparó otro título clave en la relación entre cine y periodismo, 'El desafío - Frost contra Nixon' (Ron Howard, 2008), donde se recogía el enfrentamiento entre el mandatario y el periodista británico David Frost después de que aquel abandonase la Casa Blanca. Logró cinco nominaciones a los Oscar, pero ninguna estatuilla.

Corresponsales de guerra

Con un Oscar hubo de conformarse 'El año que vivimos peligrosamente' (1982), largometraje de Peter Weir en el que un periodista encarnado por Mel Gibson indagaba en los estertores del régimen de Sukarno de la mano de un fotógrafo con el rostro de Linda Hunt, quien logró la hazaña de lograr un Oscar a la mejor actriz de reparto interpretando a un hombre.

Si Indonesia era el escenario de 'El año que vivimos peligrosamente', Camboya era el marco en el que se situaba 'Los gritos del silencio' (Roland Joffé, 1984), donde Sam Waterston interpretaba a un corresponsal de 'The New York Times' que asistía horrorizado a las macrabras acciones de los Jemeres Rojos. Un filme impactante que fue recompensado con tres de los siete Oscar a los que aspiraba: mejor actor secundario, mejor fotografía y mejor montaje.

Trasfondo histórico tenía asimismo 'El dilema' (1999), película de Michael Mann en la que Al Pacino se metía en la piel del director de un programa de televisión que ponía al descubierto las artimañas de la industria tabacalera para incrementar el carácter adictivo de sus productos. Una cinta que se hizo acreedora de siete nominaciones a los Oscar para quedarse finalmente sin recompensa.

Y lo mismo ocurría con 'Buenas noches, y buena suerte' (2005), el largometraje de George Clooney que plasmaba el daño que hizo a la sociedad estadounidense la cruzada anticomunista del senador Joseph McCarthy a través de la persecución de figuras como Edward R. Murrow, afamado locutor al que encarnaba en el filme David Strathairn, quien logró una de las seis nominaciones al Oscar que consiguió una película que acabó yéndose de vacío en la ceremonia de 2006.

Tampoco tuvieron fortuna otros títulos como 'Historia de un crimen' (Douglas McGrath, 2006), cinta que buceaba en la investigación que dio lugar a uno de los libros clave del llamado 'nuevo periodismo', 'A sangre fría', y que hubiera merecido al menos una candidatura para Toby Jones; 'Zodiac' (David Fincher, 2007), donde Jake Gyllenhaal y Robert Downey Jr. seguían, en calidad de miembros del 'San Francisco Chronicle', el rastro del denominado 'asesino del zodíaco' y también injustamente olvidada por la Academia; o 'Nightcrawler' (Dan Gilroy, 2014), con Jake Gyllenhaal convertido en un reportero 'freelance' que ponía su vida en riesgo escarbando en los bajos fondos de Los Ángeles.

'Un gran reportaje' (Lewis Milestone, 1931), 'Luna nueva' (Howard Hawks, 1940), 'Historias de Filafelfia' (George Cukor, 1940), 'El gran carnaval' (Billy Wilder, 1951), 'La muerte en directo' (Bertrand Tavernier, 1980), 'Ausencia de malicia' (Sydney Pollack, 1982) o 'La sombra del poder' (Kevin MacDonald, 2009) son otros ejemplos del rédito que Hollywood ha extraído de historias ambientadas en el mundo del periodismo, sin olvidar la reciente 'La verdad' (James Vanderbilt, 2015), una de las grandes ausentes en la 88 edición de los Oscar.

A 'Spotlight' le tocará por tanto defender las virtudes de una profesión que trata de agarrarse a sus mejores valores para capear un crisis que amenaza con resquebrajar uno de los ejes sobre los que se asienta cualquier sociedad libre: el derecho a conocer la verdad.

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