Un 'Picasso' de Gehry en el paisaje riojano
El arquitecto Domingo García-Pozuelo fue el supervisor de la obra del canadiense para Marqués de Riscal y autor de una exposición fotográfica sobre el proceso
J. Sainz
Sábado, 6 de diciembre 2025, 11:21
«Para mí fue un privilegio participar en esa obra y esta exposición sirve para que el público disfrute de ella desde un punto de ... vista insólito». En 2014 el arquitecto riojano Domingo García-Pozuelo rindió homenaje a su colega canadiense Frank Gehry con una muestra de fotografía sobre la construcción de la espectacular bodega-hotel de Marqués de Riscal en la localidad riojanoalavesa de Elciego. La colección se expuso primero en Oviedo, donde el afamado arquitecto recibiría el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, y formó parte de una variada serie de eventos en torno a su figura y su obra. Semanas después estuvo también en la sede del COAR en Logroño y, tras pasar por ciudades como Pamplona, quedó definitivamente instalada en el aula de catas de la propia bodega, donde puede verse actualmente.
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La muestra, organizada en su día por el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias (COAA) y estrenada el 6 de octubre de aquel año (Día Mundial de la Arquitectura), se compone de sesenta fotos que repasan 'La construcción de un hotel en Bodegas Marqués de Riscal' (así se titula). Esa selección representa solo una pequeña porción del total de siete mil imágenes que García-Pozuelo, colaborador del proyecto, tomó entre los años 2003 y 2007, mientras el edificio iba cobrando forma desde el entramado de andamios hasta la luz colorida del titanio, uno de los sellos característicos del también autor del Museo Guggenheim de Bilbao.
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De Logroño a Los Ángeles pasando por Bilbao
En su día, el arquitecto riojano recibió de César Caicoya (de la firma IDOM), arquitecto ejecutivo de la dirección de obra y mano derecha de Gehry en España, el encargo de ser sus ojos en Elciego. «Durante cuatro años -recuerda García-Pozuelo- estuve acudiendo a la obra dos días por semana en jornadas de muchas horas para fotografiarla y enviar las imágenes al estudio de César en Bilbao para que él, a su vez, las hiciera llegar al de Gehry en Los Ángeles y de ese modo poder supervisarla».
No era un encargo sencillo, se trataba de actuar como «arquitecto de proximidad», dice coloquialmente, «un profesional que pudiera apagar un incendio más rápidamente desde Logroño que desde Bilbao». Y eso «en un proyecto arquitectónico complejísimo», en el que García-Pozuelo destaca la profesionalidad de la constructora Ferrovial Agroman y también la de empresas riojanas participantes como Javal e Inoxmar, encargadas respectivamente de la carpintería de madera y la metalistería.
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Además del trabajo puramente técnico, García-Pozuelo decidió por su cuenta documentar fotográficamente las obras, algo que siempre ha considerado «de gran importancia» en arquitectura e intervención en el patrimonio. Los medios técnicos no eran los mismos de ahora y no fue fácil ni tomar las imágenes «en aquella maraña de andamios» ni enviarlas a Bilbao y de allí a Los Ángeles. «Pero al final -asegura hoy- mereció la pena».
Tomadas obviamente con sentido profesional pero también con innegable gusto fotográfico, aquellas instantáneas concebidas para ser un instrumento del trabajo arquitectónico se convirtieron en un conjunto con indiscutible valor patrimonial y estético. La exposición es en sí misma un símbolo del personalísimo estilo artístico de un genio contemporáneo, con imágenes que van del caos del aparatoso andamiaje a la belleza de las formas finales y su funcionalidad. «La arquitectura de Gehry -reflexiona García-Pozuelo- te enfrenta al debate entre un aparente caos y una funcionalidad muy bien resuelta».
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En su opinión, «se podría hablar de cubismo arquitectónico, un estilo absolutamente personal e inimitable». «El edificio -añade- es de una belleza asombrosa, se integra sosprendentemente en el paisaje de Elciego y ha resultado un éxito indiscutible a nivel mundial».
Y es que, cuando los propietarios de Bodegas Marqués de Riscal decidieron construir un hotel en su sede en Elciego, no se conformaron con alguno de los mejores arquitectos del momento, eligieron al de estilo más personal y moderno. Eligieron a Frank Gehry. Una botella de Rioja de 1929, el año de su nacimiento, degollada ante él en su primera visita, fue lo que terminó de convencerle. Así lo cuenta Domingo García-Pozuelo: «No querían un Miguel Ángel, querían un Picasso».
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