Un ramillete de verónicas en tarde pobre
Apretaba de veras el sol en la tarde de este jueves en Sevilla. Ni pizca de aire. Sevilla volvía a ser ella tras las tormentas y el brillo volvió a la Maestranza. Pena que no el toreo bueno. Tropezó Urdiales llevando al toro al caballo y ¡ay! Primer sobresalto. Todo estaba en juego y había expectación y un runrún. Veníamos de la Puerta del Príncipe de El Juli el día anterior que estuvo bien, pero tampoco es que pesaría demasiado. Estábamos ante otra historia. Curro no se perdió la cita. ¿Y si era el día? El toro salía suelto aunque volvía, pero buscando la querencia siempre. Con la cara alta y desentendido, frío y sin importarle lo que dejaba atrás. Ya con la muleta en la mano sacó al toro a los medios andando, suave, su tauromaquia aunque está ver sin pellizcar porque todavía estaba sin definir la cosa. Le costó cogerle el aire al toro que era complicado, incierto, por el derecho no logró acople ni hilvanar muletazos, muy feo como tomaba los vuelos, inquieto Urdilales. Por el izquierdo hubo algo más de profundidad en el trazo pero el toro, que era andarín y algo desaborido, salía suelto al segundo natural y la ecuación se desmoronaba. Siempre buscando las tablas y hacia chiqueros. Aquello fue en querer sin poder. Con la carita a media altura pasaba, miraba y Diego se iba en su búsqueda para colocarse. Aprovechó las inercias para sacar algunos destellos de su toreo; a contraquerencia el toro se cruzaba. Metió la mano y rodó el toro.
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Diego Urdiales cierra su paso por Sevilla con una corrida de Matilla muy blandita y molesta que no ofrece opciones pese al intento
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Plaza de toros de Sevilla Feria de Abril. Se lidiaron toros de García Jimenez, de escaso juego. El 1º, incierto y mansurrón; el 2º, con calidad pero blandito; el 3º, brusco y de corto recorrido; el 4º, pronto pero molesto; el 5º, mansete; y el 6º, con fondo pero sin más. Tres cuartos de entrada.
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Diego Urdiales, de azul soraya y oro. Estocada (silencio). Estocada (saludos).
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Cayetano, de rosa palo y oro. Estocada (saludos tras petición). Bajonazo tendido (silencio).
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Paco Ureña, de pizarra y oro. Aviso, estocada,aviso (saludos). Estocada (saludos tras petición).
Rugió Sevilla viéndole torear a la verónica en su segundo tras sacarlo del primer puyazo. Los olés más roncos. Perfecto el muñequeo, la colocación y el broche con una media. Muy lentito todo, toreando, dando el pecho y acompañando, que es lo que gusta o al menos más fuerte llega. En el centro del anillo ocurrió todo. Gran quite. Brindó al público pese a todo. Suavecito lo llevó por el derecho en la primera serie, si exigirle porque ya comenzó a blandear de salida. Siempre perdiéndole pasitos para buscar la colocación porque no viajaba largo. Seria fue la labor pero la tarde ya pesaba. Tenía mejores inicios que finales el toro y eso… Qué rabia. El cabecero fue constante. Todo cuesta arriba. Su paso por Sevilla ya estaba sentenciado. Muy buena la estocada y ovación al mérito.
Muy blando fue el segundo, con el que Cayetano trató de llevarlo pero sin rematarse las tandas porque pronto doblaba. Hubo algunos muletazos. Lo intentó también en su seguro pero se rajó pronto.
Tragó bastante Ureña con el tercero, al que le costó llegar al que le costó seguir la muleta y derrotaba bruscamente, hasta que fue volteado. Tiró de raza, al igual que con el que cerró plaza, en el que hubo petición para una faena basada en la entrega, el valor y el coraje.
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