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Jesús Romero corta dos orejas y abre la puerta grande de Aldeanueva
Su compañero de cartel, El Jaro, corta otra oreja a una notable novillada de El Pincha
El novillero Jesús Romero se ha alzado como triunfador del segundo festejo de la feria Racimo de Oro tras cortar dos orejas. Reposado tiró de ... su primer novillo por el pitón derecho, un ejemplar de la ganadería El Pincha, que fue bravo y fue a más por esa mano. Cogía los vuelos de la muleta con prontitud. La faena tuvo limpieza en el toreo en redondo, por derechazos la estructuró principalmente, porque por el zurdo amagó con rajarse. Lo sujetó para que no terminase en chiqueros, y en la contraquerencia de nuevo abrochó la faena por manoletinas. Mató de estocada y cortó una oreja.
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Con una larga cambiada de rodillas en el tercio recibió El Jaro al segundo. Lo fijó a la verónica saliéndose hacia los medios rematando bonito con una especie de serpentina ceñida al cuerpo. A su compañero le brindó la faena. El novillo tomaba los vuelos con prontitud, quería largura en el viaje pero le costó al novillero dársela, y tras cada trazo tenía que buscar la colocación para hilar el siguiente. Aprovechó mucho las inercias del animal. Bravo fue el novillo. Enterró la estocada y paseó una oreja.
La tarde
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Trofeo Racimo de Oro. Plaza de toros de Aldeanueva
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Se lidiaron novillos de El Pincha, bien presentados. El 1º, mejor por el pitón de derecho, fue a más; el 2º, embistió con alegría; el 3º, se rajó pronto; y el 4º, complicado y exigente. Media entrada.
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Jesus Romero, de verde manzana y oro. Oreja y oreja
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El Jaro, mostaza y azabache. Oreja y silencio.
Otra más cortó Jesús Romero a su segundo, la que le abría la puerta grande. Más armado fue este eral que salió en tercer lugar. Le devolvió el brindis. Muchas complicaciones tuvo el animal, que reponía antes de coger cada muletazo. Amagó con rajarse y terminó haciéndolo. Lo trató de sujetar, pero el novillo ya estaba descompuesto. Le puso muchas ganas, hubo algunos pasajes buenos, y una oreja premió su gran disposición.
Por chicuelinas se retaron en el cuarto en el turno de quites. El novillo embestía y metía la cara con mucha profundidad, pero exigía poder en la muleta. El novillero intentó hacerse con él pero le faltó la autoridad que da el rodaje. Más allá del triunfo, queda la lucha de dos jóvenes por ser toreros.
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