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Gran novillada de Carlos Lumbreras en Aldeanueva con un astado extraordinario
Racimo de oro ·
Cid de María cortó una oreja al segundo de la tardeEs agosto y los festejos taurinos dan calor a los días grandes. En Aldeanueva de Ebro ha comenzado este martes el ciclo de novilladas sin ... picadores 'Racimo de Oro', que cada año da oportunidad a ocho jóvenes toreros que buscan con empeño un hueco en la profesión. Buena fue la novillada que llevó el ganadero riojano Carlos Lumbreras, en la que fue su segunda cita esta temporada. Cada animal tuvo sus matices, pero sobre todo, hubo un segundo con mucha calidad en la embestida, extraordinario cogía los vuelos metiendo con profundidad la cara. Se le pidió la vuelta al ruedo pero no fue atendida por el palco, aunque los mulilleros la dieron por su cuenta. Luego hubo un primero muy exigente que cogía los vuelos con prontitud y tenía largura en el viaje. Le faltó mando al novillero para dominar el temperamento del astado. El tercero metía bien la cara, pero careció de fuerza aunque cuidándolo fue a más. Y el cuarto es el que menos opciones prestó, fue algo protestón, pero se le pudo armar faena.
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A la cita llegaron Carlos de Maria y Cid de María con muchas ganas. Cada tarde para ellos es un día para apostar fuerte. Aprovecharon cada oportunidad para hacer su correspondiente quite, replicar al compañero y poner banderillas. Fue una tarde entretenida en su conjunto, con muchos defectos, por supuesto, los propios de quienes están empezando. Los dos jóvenes tiraron de arrojo y valentía. Un susto sufrimos en el cuarto cuando a Cid de María le levantó por los aire y quedó algo conmocionado. También se fueron a la puerta de chiqueros los dos. Primero Cid en el segundo y después Carlos. No quería quedarse atrás. Había rivalidad y eso en el toreo es bonito. Irse a escasos metros del portón de los miedos, de rodillas, dice mucho. Solo Cid de María cortó una oreja al segundo, el mejor novillo. Este miércoles vuelve a abrirse la plaza. Dos nuevos jóvenes llenos de sueños pisarán el ruedo.
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