Creatividad y desconexión para formar a escritores en Haro

A lo largo de las sesiones, que comenzaron el pasado viernes, los alumnos han analizado desde los primeros pasos del proceso creativo, la elección del punto de vista, la creación de personajes o el trabajo de documentación e investigación, hasta aspectos relacionados con el tiempo, el espacio, la atmósfera y la trama.

«Yo me he encargado de las situaciones híbridas, entre la realidad de la ficción, entre el periodismo y los géneros de la literatura fantástica, la autoficción. Un poco la periferia de las historias, que a veces en donde se esconden las mejores historias», explica a este medio Carlos Fidalgo.

El autor destaca la cercanía que se puede conseguir con los jóvenes participantes en esta iniciativa: «En esta experiencia hay un grado de intensidad muy alto. Hay una convivencia con los alumnos, hay una distancia que se rompe entre el profesor y el alumno que está muy bien. Hay una convivencia y una confianza que ayuda a que a que fluyan las preguntas y a que la información sea más personalizada. Ese me imagino que es el secreto de retiros literarios como este».

La también escritora Espido Freire coincide con su colega Carlos Fidalgo en poner el foco de las clases en la interacción con los alumnos: «Estas experiencias son muy agradables y reconfortantes. El primer día se trata de conocer a los alumnos, saber quiénes son y cuáles son sus aspiraciones, entonces muy rápidamente tienes que plantearte cómo enfocar la clase y la sesión».

«En cuanto a creación, trato de darles lo que creo que les puede ajustar e interesar más; me gusta ese reto. Buscas un poco lo que más necesita cada alumno en concreto. Adaptar lo que yo puedo enseñarles o lo que yo sé y tienes que traducirlo desde todas las posibles variantes, adaptarlo lo más posible a este grupo», continúa la ganadora del Premio Planeta en 1999.

La autora también destaca la confianza de los alumnos de «sentirse en un entorno seguro» para desarrollar su creatividad: «Que no haya ni la menor posibilidad, no se le pase ni por la cabeza que nadie se vaya a reír de él o que vayan a ridiculizar lo que está haciendo. Muchas personas creativas han tenido experiencias previas hostiles, incómodas y hasta insultantes: a algunos se les ha llegado a decir que se dedicaran a algo productivo o provechoso».

Por ello, la escritora de 'Melocotones helados' remarca que la clave de este curso es disponer de una burbuja para los alumnos: «Creo que crear un entorno seguro comienza a ser realmente importante».

Así, los participantes han tenido la oportunidad de trabajar en el desarrollo de la experiencia personal como materia de la escritura, los vínculos emocionales con los textos y aquello que se quiere contar. También en desarrollar los modos de distinguir qué y cómo puede ser contado. Todo con el fin de empezar a sentar las bases para un proyecto personal de creación literaria.

Este curso intensivo, cuyo director académico es el profesor Carlos Villar Flor, forma parte de las actividades de escritura creativa programadas por el Campus Valle de la Lengua en 2025, entre las que también figuran un taller de narrativa, un encuentro de editoriales independientes y un ciclo de conversaciones 'on line' con escritores.

Con la puesta en marcha de estas iniciativas dentro del área de escritura creativa, el campus pretende impulsar la cultura integral y humanística entre los estudiantes universitarios y la sociedad. Sus destinatarios no solo son las personas que buscan dedicarse a la escritura como profesión u ocupación vocacional, sino todas las personas que quieran incrementar sus capacidades de comprensión lectora, su cultura literaria, y perfeccionar su forma de escribir, tanto en cuestiones estructurales como estilísticas.