'Cabezotas': autorretrato de un artista conceptual
José Carlos Balanza expone en la Casa de la Imagen una colección con la que regresa a la pintura y desnuda su mente
Por una cabeza. Si cada cual es la persona que es por la cabeza que le toca en suerte en el reparto de cabezas y ... por el cultivo que hace en ella según sus circunstancias e inquietudes, la de Balanza es una cabeza ideal: una vasija de esa sustancia etérea llamada pensamiento que sus manos de artista convierten en algo visible y tangible que, a su vez, busca despertar ideas nuevas en otras cabezas. Una cabeza creadora. Pintura y escultura componen 'Cabezotas', la exposición en la Casa de la Imagen, en la que el artista logroñés abre una ventana interior y desnuda su mente. Y todo, como el tango, por una cabeza.
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En palabras del autor, «'Cabezotas' son vivencias, sensaciones, sentimientos, situaciones, emociones, pensamientos, comportamientos... que configuran por medio de la pintura, del dibujo, de la escultura... autorretratos y retratos: expresiones de mi experiencia y del apercibimiento de las personas que, de un modo u otro, afectan a mi vida».
La exposición
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'Cabezotas' José Carlos Balanza
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Obra veintiún cuadros y cuatro esculturas
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Casa de la Imagen hasta el 10 de septiembre (agosto, cerrado), de lunes a viernes de 18.00 a 20.30 horas
José Carlos Balanza (Logroño, 1958) es uno de los artistas locales de más prestigio dentro y fuera de La Rioja, con numerosa obra pública y amplia carrera. Siempre interesado en la exploración conceptual, fue Premio Ícaro a la Investigación en las Artes 1993, estuvo en la exposición colectiva 'Arte riojano para el 2000' y en 2009 expuso en el Museo Würth y en Amós Salvador. Hace diez años ya de su anterior paso por la Casa de la Imagen con la colección escultórica 'Sí y tiempo de luz'.
En esta ocasión, muestra su obra «más íntima». Autorretratos y retratos que parten del dibujo y la escultura, configurando una obra pictórica en su mayoría que habla de la expresividad de las experiencias que afectan a la vida del artista. «Son expresiones esenciales de unos personajes que, en principio, solo tienen cabeza, aunque con la capacidad de transformación que les es precisa para expresar lo que les ocurre; si no es así, estáticos e imperturbables, contenidos en el óvalo que los dibuja, guardan silencio».
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Jugando con la abstracción dentro de una figuración muy elemental enmarcada en ese óvalo, en su parte superior, el trazo se enreda en un nudo, en un garabato, en un ojo. A partir de él, en cada cabezota surgen pinceladas o masas que describen expresiones anatómicas o anímicas: bocas, lenguas, dientes, cerebro, manos, pies, sexo y otros rasgos físicos o psicológicos.
«Los cabezotas –confiesa Balanza como quien habla de criaturas mutantes– me han acompañado siempre cumpliendo con la función de pintar y pintarme, de mostrar y mostrarme, pero su presencia se ha restringido al ámbito privado del taller o del ordenador o de papeles, libretas y cuadernos. Ahora me piden a gritos estar fuera y, vaciándome de esa urgencia, los pinto y los dejo salir».
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