Mario Cornago, director de Holika festival 2022: «En clase de Derecho estaba contestando correos a Fonsi Nieto»

– Su abuelo ha sido anticuario y su padre músico. ¿Casi estaba predestinado a desarrollar su carrera en el ámbito artístico?

– He vivido rodeado del arte en general. Mi padre es saxofonista y me he criado entre bambalinas. De hecho, me ha tocado hacer giras, por ejemplo, con Víctor Manuel. Mi padre sacó la plaza de profesor en el Conservatorio de Sarasate en Pamplona y yo también estudié percusión en el Conservatorio.

– Además, pasó también por el Conservatorio de Calahorra. ¿Ese fue su primer vínculo con la ciudad?

– Primero estudié en el Conservatorio de Tarazona, luego me fui a Pamplona cuando comencé la ESO y en los últimos años de Bachiller, como los desplazamientos eran tan grandes, me trasladé a Calahorra. Me enamoré de la ciudad y me gustó tanto que hasta convencí a mi padre para que pidiese el traslado al Conservatorio de Calahorra. Fue entonces cuando comencé a conocer realmente la ciudad. Había ido en Jueves Santo a ver la Escenificación de Paso Viviente o a comprar el traje de la Comunión (se ríe), pero poco más.

– En 2010 comienza Burcor, la empresa familiar que mantiene con sus padres para la organizaciones de eventos musicales ¿Cómo surgió?

– La empresa comenzó con una escisión de una orquesta que hizo mi padre, como representante de artistas para ayuntamientos. En ese momento yo comenzaba a ver que los DJ y los artistas fuera de lo que es la orquesta clásica funcionaban muy bien. Como yo era el más joven (tenía unos 13 años), me tocaba ir como acompañante y disfrutaba muchísimo.

– Tres años después, con sólo 16, ya empieza a pensar en algo más grande como Holika. ¿Por qué?

– En 2016 empezamos con una fiesta que era una 'Holi' (fiesta de la primavera en la India) en Corella. Me involucré muchísimo en el proyecto y ahí es cuando empecé a pensar que habiendo festivales en otros sitios, por qué no dar un paso más y buscar la posibilidad de afianzar aquí un festival. Todos mis amigos se piraban todos los años a Burriana (al Arenal Sound, en Castellón) y yo me tiraba de los pelos de que en esta zona no tuviésemos nada. Ese verano comencé a darle vueltas a la fiesta. Investigué de dónde venía y descubrí que era un nombre que habían adaptado los ingleses, cogiendo la fiesta de los colores de la India. Realmente, en la India se llama Holika Dahan, la quema de Holika, que es una especie de diosa. Se celebra justo antes de primavera y el día de la primavera se sacan las harinas pintadas que conocemos y se las tiran en señal de quitarse lo 'malo' de cada uno.

– Ahora tiene 23 años, ¿pero con 16 le costó convencer a sus padres?

– A mi madre no hacía falta convencerla. Siempre me ha acompañado en todo. De hecho, la fiesta fue en parte su 'culpa'. Ella es muy valiente y con mucha personalidad. Es una de las tres patas de Burcor. Mi padre lleva más el lado de producción y la visión técnica. Viendo las fortalezas de otros festivales, comencé a investigar cómo era el mercado, a trabajar mucho, porque no tenía ni idea. Veía esas grandes producciones y no sabía ni por dónde empezar. Analizaba vídeos con tomas aéreas para ver cómo se distribuían las barras... Por supuesto, en la primera edición en Navarra (la última antes de Calahorra fue en Cortes) no estábamos preparados para lo que hicimos hace dos semanas en La Rioja. Yo de hecho salí a tocar en el primer Holika. Preparé una sesión con DJ y percusión. Ahora lo pienso y me doy cuenta de que entonces pensaba más en tocar que en coordinar (se ríe).

– Holika es un sueño cumplido, pero personalmente le supone renunciar a mucha de las cosas propias de los chavales de su edad, aunque no a su formación universitaria.

– Comencé a estudiar Derecho y Ciencias Políticas y evidentemente todavía no lo he podido acabar. El ritmo que llevas te hace elegir. En la pandemia pedí el traslado del expediente para estudiar a distancia porque me venía mejor. Y ahora ya me quedan unos pocos créditos para terminar. Recuerdo estar en clase de Derecho Internacional y a la vez estaba contestando correos electrónicos a Fonsi Nieto. Era una situación muy graciosa. Pero claro, eso era ya una constante y el coste-oportunidad ha sido muy grande, porque además he tenido que dejar de salir y estar con mis amigos.

– ¿Y cómo se maneja un chaval tan joven en una industria tan potente? ¿Le costó que le tomaran en serio?

– Con mis padres me había tocado vivir una parte de la industria más local, pero a nivel nacional no conocía a nadie y nadie me conocía a mí. Y si a eso le sumas que te venga un crío con un proyecto tan grande... En los comienzo hacía de todo. Me encargaba de subir todo a las redes, contactaba con los artistas, mandaba los emails... He hecho cada cosa... Por ejemplo, para que no se dieran cuenta las oficinas de artistas que todo lo llevaba la misma persona tenía un correo secundario, con otro nombre. A los managers les decía que tenían que hablar con otra persona responsable y les daba el otro correo que realmente era yo. Pero, bueno, con esas astucias empezó a coger fuerza el proyecto.