El pasado cuenta el presente

El fantasma de un general franquista muerto el 23-F -se cayó borracho a la piscina de su casa cuando todavía no sabía que el golpe fracasaría-, se aparece en la actualidad a uno de sus hijos, poeta homosexual, para hacerle el patriótico encargo de «arreglar España». Es la primera de las historias que irán narrando y protagonizando alternativa y entrelazadamente la viuda y los tres hijos del militar en '40 años de paz', que se representa hoy en el Bretón (a las 20.30 h.).

El drama histórico-familiar escrito y dirigido por Pablo Remón es el segundo montaje de la compañía La Abducción, formada en 2012 por el propio autor junto a los actores Emilio Tomé, Ana Alonso y Francisco Reyes, a quienes se suma en esta ocasión la argentina Fernanda Orazi ('Los ojos' y 'Rinoceronte'), siguiendo la estela de dramaturgos argentinos como Daniel Veronese, Claudio Tolcachir o Pablo Messiez.

Desde su debut con 'La abducción de Luis Guzmán' mostraron una particular forma de «crear teatro moderno, de texto, partiendo del trabajo con los actores y entendiendo la escritura y el montaje como un proceso de búsqueda y descubrimiento». Una tercera obra, 'Muladar', escrita entre los hermanos Pablo y Daniel Remón, completa su trilogía sobre la meseta castellana desde distintos enfoques y épocas.

Remón, también guionista de cine ('Casual day' y 'Cinco metros cuadrados', dirigidas ambas por Max Lemcke) es discípulo de Juan Mayorga y Sanchis Sinistierra y declarado admirador del teatro anglosajón de Harold Pinter y también del argentino de Spregelburd, entre otros. Como ellos, parte del deseo de «construir una historia anclada en el texto y en la palabra, con pocos actores y multitud de personajes e historias».

De hecho, '40 años de paz' pretende ser tres obras en una: 'La herencia recibida', 'La tercera vía' y 'El regreso del general'; tres obras que recorren cuarenta años de la vida de nuestro país y de nosotros mismos.

«'40 años de paz' -escribe Remón- es una obra construida sobre el deseo y la pulsión de contar historias. Creo que la mejor manera de contarnos, de explicarnos dónde estamos, como individuos y como sociedad, sigue siendo contar una (o mil) historias». Y añade: «Necesitamos el pasado para entender el presente. El pasado cuenta el presente, nos cuenta».