«Mi terapia es como un lavado de cerebro; eso sí, benéfico»

PPLL

Jueves, 16 de octubre 2014, 16:49

¿Qué hay del dinero? ¿Da la felicidad o nos quita tranquilidad?

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Cuanta más abundancia tengas en tu vida, más necesitarás de un sistema de valores fuerte y positivo. Porque con facilidad convertimos 'oportunidades' en 'obligaciones' y 'cargas'. Las personas ricas necesitan mucha educación emocional para no caer en depresiones y ansiedades exageradas. Esa es la verdad, aunque no nos lo parezca.

¿Cambiar nuestra forma de ser es posible?

Mis pacientes cambian una barbaridad en tres meses. Luego continúan haciéndolo solos a lo largo de su vida, pero todos a su alrededor alucinan de esa transformación tan fuerte en tan poco tiempo.

¿En tres meses?

Se trata de un trabajo muy intenso. Mis pacientes tienen que hacer una hora y media de deberes diarios. De hecho, mi terapia es como un lavado de cerebro: eso sí, benéfico.

Usted sostiene que es clave relativizar los problemas, pero ¿eso cómo se hace? ¿Cómo se puede dejar de lado los conflictos que nos angustian en nuestra vida?

La clave es tener un sistema de valores a prueba de bomba. Yo creo firmemente que lo único importante es amar la vida y a los demás, y que sólo necesito agua y un poco de comida. Armado de esas dos convicciones, ¿qué me ha de preocupar? Pero, cuidado, tienes que sostener esto en profundidad. Si lo sostienes a medias, no te harás fuerte.

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Ante una situación emocional conflictiva, ¿es necesario acudir a terapia o cada uno puede 'autotratarse' para mejorar su vida?

Mis colegas están muy enfadados conmigo porque digo que no hace falta ir al psicólogo. ¡Claro que se puede hacer solo! Necesitas una guía, eso sí, que puede ser un libro. A partir de ahí, con perseverancia y dedicación, tú solo puedes llegar lejos. Es como aprender inglés: te costará un poco más que con un profesor, pero se puede.

Otro tema que usted trata es el de la pareja. ¿Qué podemos hacer para evitar tantas separaciones y divorcios?

La clave para una relación duradera y feliz está en no exigir jamás, aunque tengas razón.

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Usted dice que las malas parejas son sacos de exigencias.

Sí, porque cuando exigimos, el otro sólo piensa en qué podría exigirnos a su vez. Por ejemplo, si yo le digo a mi parienta: «¡No me das nunca sexo!»; ella me dirá: «Es verdad, pero ¡tú tratas fatal a mis padres!» y así 'in eternum'.

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