Hasta el último céntimo de euro para la campana

Albelda de Iregua está a punto de finalizar su campaña de recogida de monedas de céntimo de euro para fundirlas y que formen parte de la nueva campana de la ermita de San Marcos. Además de la buena respuesta de los vecinos del pueblo, la repercusión mediática ha provocado que hayan llegado donaciones de diferentes partes de España. La asociación El Colletero de Nalda y el Ayuntamiento de Clavijo, donde se encuentra la ermita, aunque pertenezca a Albelda, también colaboran en la campaña. Diario LA RIOJA también ha llenado una hucha con los céntimos aportados por la redacción.

«La acogida está siendo buena, está funcionando muy bien. Se ve en los comercios y bares del pueblo que ya hay huchas bastante llenas. Creo que podemos rondar ya entre los 25 o 30 kilos de monedas», expone el alcalde de Albelda, Sergio Ochagavía. La intención del Consistorio es entregar próximamente las monedas a una fundición de campanas en Saldaña (Palencia) a fin de que el próximo 25 de abril, día de San Marcos, se pueda colocar en la ermita, en Santa Fe de Palazuelos. La campana, de momento una, frente a las dos que fueron robadas el año pasado, será montada y desmontada por la festividad para evitar nuevas sustracciones.

«La gente está contenta porque ve que participa, que con una pequeña aportación va a haber una parte de ti en la campana», explica Sergio Ochagavía. «Dentro de lo triste que es que te roben, lo bonito son cosas como que un chico de Guadalajara nos ha hecho llegar tres botes llenos de céntimos», señala el alcalde. «La historia de la ermita es bonita y creo que eso ha llegado a la gente», apunta Neftalí García, concejal de Hacienda. Situada en Clavijo, la ermita pertenece a Albelda porque sus vecinos, se cuenta, alimentaron al último habitante de la desaparecida aldea Santa Fe de Palazuelos, un leproso, y la condición para no perderla es acudir en romería cada día de San Marcos.

En la carnicería La Tradición han pesado su hucha: 5,46 kilos el pasado jueves. «Todo el mundo que tiene céntimos los trae rápido, aunque a la mayoría de los clientes a los que les devuelvo centimitos les hago trampas y los echo a la hucha, pero la gente está por colaborar y lo acepta», expone la carnicera Ane Casado. «En volumen parece que ocupan poco, pero pesan mucho. Y a mí, como comerciante, me hace ilusión que me las traigan», confiesa Ane.

La hucha del bar Salsa también está bastante nutrida. «Los mayores son los que más animados están, vienen con sus ahorritos, bolsitas con monedas, y las depositan. La gente está muy ilusionada e, incluso, la gente de fuera pregunta y al final acaba colaborando todo el mundo», explica la camarera Sara Hermosilla.

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