Un recuerdo hecho de plumas blancas
Los calceatenses conmemoraron, en la última romería del año, el milagro del peregrino ahorcado y del gallo y la gallina
Los calceatenses acudieron este viernes a la ermita de la Mesa del Santo para participar en la última romería del año, pero no por ello ... menos importante. Al contrario, aunque no tan popular como otras, sobre todo por el carácter lectivo de la jornada, es la de mayor significado, ya que en ella se conmemora el milagro del peregrino ahorcado y el del gallo y la gallina. Y no es poca cosa, teniendo en cuenta que tal prodigio puso a la ciudad en el mapa medieval y la convirtió en destino para miles de peregrinos que querían visitar el lugar donde el joven Hugonell regresó a la vida, por mediación de Santo Domingo de la Calzada, al igual que las aves, ya peladas y no se sabe si cocinadas a la pepitoria o cómo, que el corregidor que dictó sentencia se disponía a comer.
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Hasta el templo se dirigieron para la misa, además del patronato de la ermita, dos centenares de vecinos. En la procesión que siguió a la ceremonia, Francisco Javier Valer portó, como es costumbre, al gallo y la gallina que ocupan el gallinero del siglo XV de la catedral, donde recuerdan el milagro, declarado Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial. Ello convierte al templo calceatense en el único de la Cristiandad que alberga animales vivos en su interior.
El programa, al que se sumaron algunas cuadrillas y la asociación de viudas, se completó con aperitivo, rosario, el sorteo de una imagen y verbena. Y con mucha gratitud al patrón local, que hizo posible eso de, «Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada».
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