Hermosilla regresó a sus calles

Con este acto, la ciudad cerró el programa religioso de su festividad local, que había comenzado con la tradicional ofrenda de una corona de laurel a los pies del monumento que se levanta muy cerca del lugar en el que vino al mundo el mártir calceatense, materializada por el alcalde, Raúl Riaño, y la priora, Casilda Sagredo.

También se cantó el himno a Hermosilla, que volvió a sonar, interpretado por la banda municipal de música, cuando la efigie asomó a la soleada plaza del Santo para dar comienzo a la procesión, que arrancó al ritmo de los gaiteros y danzadores. Una hora después ya estaba de vuelta en la catedral, donde volvió a cantarse el himno y se dio a besar la reliquia. No hubo cambio de cofradía, ya que no toca hasta 2024.

La última jornada festiva se acompañó de diversos actos, a los que puso el broche una colección de fuegos artificiales y una traca, desde la plaza de España.

Por la mañana, en la calle Madrid hubo un espectáculo infantil y, por la tarde, animados partidos en el frontón Margubete.

Por lo demás, una de las tristes novedades de esta edición festiva ha sido la forzada ausencia del programa de la peña El Salero. El colectivo carga a sus espaldas con muchas fiestas, muchos años, sin que se haya producido una renovación, lo que ha derivado en que haya pocos peñistas. La entidad intentará volver para las fiestas del Santo, allá por mayo. Ojalá. En su lugar, el tradicional reparto de chorizo, pan y vino que venía ofreciendo lo organizó este martes la Asociación de Residentes del Casco Antiguo (Arca).