«Trabajando entre libros he sido muy feliz»
Los libreros Ángel Cunchillos y María del Carmen Pascual traspasan después de casi 30 años la librería 'Lápiz y papel'
«¡Buenos días, tienda!» Puede sonar a la mítica escena de la oscarizada 'La vida es bella', sin embargo es la frase con la que ... ha estado entrando cada día a su librería, 'Lápiz y papel', Ángel Cunchillos, en la calle José María Garrido de Calahorra. «Yo es que trabajando aquí he sido muy feliz», dice con una sonrisa tan amplia como la felicidad que encontró hace casi 30 años detrás de un mostrador, rodeado de libros, lápices y cuadernos. Ahora ya jubilado y a la espera de que su mujer, Mª Carmen Pascual, compañera de vida y de negocio, siga sus pasos, se prepara para echar el cerrojo de manera definitiva. «Me va a dar mucha pena cerrar la tienda», sostiene Ángel, con la esperanza de que alguien se anime y responda al cartel de traspaso que cuelga del escaparate.
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Era el año 1994 cuando Ángel y Mª Carmen abrieron la librería en una de las calles del conocido como barrio de San José, en la que apenas entonces había negocios («tan solo una farmacia», precisa Ángel). Ella había estudiado Magisterio y se ganaba la vida dando clases particulares, mientras que Ángel trabajaba en una fábrica. «Tenía una amiga en Azagra, que tenía una librería y que siempre me decía que podíamos montar una nosotros», recuerda Mª Carmen sobre cómo se decidieron a abrir la tienda.
Los comienzos, como todos, fueron duros. «Muy agobiantes. Sobre todo porque no conocíamos cómo funcionaba esto», confiesa Mª Carmen. «Nos íbamos a la cama con un cuaderno y un lápiz, y apuntábamos todos los gastos», rememora. De ahí surgió el nombre de la librería.
«Yo es que trabajando he sido muy feliz. Me va a dar mucha pena cerrar la tienda»
«Cuando colocamos el primer pedido nos parecía todo vacío y le dije a mi mujer: ¿bajamos los juguetes del hijo?»
«Pensábamos que el e-book nos iba a arruinar, pero ha hecho su nicho de mercado, y no se ha notado tanto»
«Nos decidimos por 'Lápiz y papel', pensando que habíamos sido originales y resultó que había otra tienda con ese nombre en Rincón, en Logroño e incluso a veces los paquetes llegaban a Granada porque había allí otro 'Lápiz y papel'», cuenta entre risas Ángel. Él, junto a su suegro, que había sido carpintero, hicieron las estanterías del local. «Cuando colocamos el primer pedido nos parecía todo vacío y le dije a mi mujer: ¿bajamos los juguetes del hijo para llenar los huecos?», bromea.
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Pero, poco a poco, y después de visitar muchas ferias, consiguieron trabajar con todas las editoriales y marcas de papelería. «De hecho, hay comerciales con los que hemos hecho mucha amistad», sostiene Mª Carmen.
Los libros escolares han sido, como para todo el sector su 'quebradero' de cabeza. «Primero fue el descuento libre, después fue la ley del precio libre del libro de texto, que era fijo; después de la gratuidad; más tarde se quita; luego los libros de segunda mano; las licencias...», relata. «De hecho, este mismo año, en el mes de julio, aún no sabíamos si cuarto y tercero de la ESO iba a ser gratuito», asegura. Aunque «cuando nos 'mataron' fue con la gratuidad, porque nos tiramos cuatro años sin vender libros de texto», interviene Ángel. «Aún así nos hemos adaptado», comenta.
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La llegada del libro electrónico (e-book) les hizo temer por su negocio. «Pensábamos que nos iba a arruinar, pero ha hecho su nicho de mercado y no se ha notado tanto», asegura Ángel. Y a pesar de que muchas encuestas reflejan que los lectores van a menos, este matrimonio, defensor de la «calidez» del libro en papel, no ha dejado de recomendar títulos. Si les preguntas por uno no se lo piensan: 'La sombra del viento', de Carlos Ruiz Zafón. «Lo leyó mi mujer, me dijo que era buenísimo y, a pesar de que apenas se promocionó, se hizo superventas por el 'boca a oído'» , recuerda Ángel.
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