Las hermanas Yolanda, Gema, Elizabeth y Perla Solano, en el mostrador de St. Gottard, en la calle Grande . I. Á.
Calahorra

St. Gottard se despide medio siglo después de la calle Grande

La tienda de moda fundada en 1971 por Alberto Solano y regentada ahora por sus hijas cerrará el 9 de octubre

Isabel Álvarez

Calahorra

Jueves, 11 de septiembre 2025, 08:31

La calle Grande, referente comercial de Calahorra en la segunda mitad del pasado siglo, pierde de nuevo una tienda mítica. El 9 de octubre St. ... Gottard, que ha vestido a varias generaciones de vecinos de Calahorra y su área de influencia, bajará por última vez la persiana. La fecha no ha sido puesta al azar, sino que coincide con el día en el que en 1971 Alberto Solano fundaba el negocio. Aquel inquieto empresario calagurritano se había hecho con el local en el que se alojaba el antiguo bar Amaya para seguir prosperando con una nueva tienda.

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Solano tenía ya la experiencia de una primera mercería (abierta en la década de los 40) en la calle Cuatro Esquinas y que llamó El Barato. Allí vendía puntillas, hilos, medias... hasta que consiguió el local de la calle Grande y dio el salto a la moda. «Ahí empezó a meter alguna camisa de caballero, algún polo... hasta que llegó el boom del prêt à porter», relata su hija Elizabeth Solano, quien con Yolanda, Perla y Gema han conformado la segunda generación de la familia que ha llevado el timón del negocio.

La llegada de la moda fabricada en serie despertó en el fundador una nueva idea de seguir creciendo, comprando los bajos del edificio de al lado. St.Gottard se convertía entonces en un gran establecimiento de 300 metros cuadrados con dos plantas. La de arriba, para hombres y la de abajo, para mujeres. Así la oferta podía abarcar de todo: «Ropa de vestir, sport, pantalón, vestido...», enumera Gema. ¿Pero por qué St. Gottard? «Lo recuerdo perfectamente», dice Elizabeth. Y a continuación relata que «el nombre (el de una montaña en Suiza) se lo propuso a mi padre en una comida, en la que estaba yo, el propietario de una fábrica de lanas de Tarrasa». La tienda, que 54 años después conserva su esencia, con sus enormes escaparates, se convirtió en poco tiempo en el comercio de moda. Un sitio de referencia al que acudir en busca de un vestido, un traje de ceremonia o ropa con estilo propio.

Numerosos jóvenes, mirando el escaparate de la tienda original. S, G,

Las rebajas eran de hecho casi una locura. «Había hasta fila para entrar. La gente entraba de cinco en cinco», cuenta Gema que, como sus hermanas, se crió entre el mostrador y los probadores. «Salíamos del colegio y veníamos a doblar jerséis», dice con una sonrisa al recordarlo. St. Gottard ha sido un pilar de su vida, pero también de la calle Grande, ahora casi con más locales vacíos que abiertos. «Pero todas las tiendas que se han cerrado es por jubilaciones no porque vayan mal», precisa Yolanda. Razón no le falta porque en este comercio «hemos tenido la suerte de contar un público muy fiel» gracias a un «trato muy personalizado», apunta Gema. Su máxima, que «la clienta salga perfecta».

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Ante el cierre anunciado muchos ya les empiezan a echar en falta: «Nos dicen que dónde van a comprar ahora». En su caso tampoco ha habido relevo generacional. «Me da mucha pena», confiesa Gema, que aún así se queda «con el cariño» que están recibiendo. «No me podía imaginar que la gente nos pudiera querer tanto. Estoy muy agradecida», termina.

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