San Antón puede con Juan
Los alfareños, pese al frío, encendieron ayer cerca de un centenar de hogueras por todo el casco urbano para celebrar una de sus tradiciones más arraigadas
Los alfareños se aferraron ayer como un clavo ardiendo, y prácticamente en sentido literal, a la tradición para vivir y compartir en familia o cuadrilla una de sus costumbres más arraigadas, participadas y queridas, las hogueras de San Antón. Pese al intenso frío e incluso a la nieve, el fuego prendió, las brasas asaron patatas y carne y cientos de alfareños de todas las edades disfrutaron del ambiente festivo de la tradición.
Fue una lucha de nombres. Y San Antón pudo con la borrasca Juan, que obligó a los alfareños a mirar al grisáceo cielo durante toda la jornada y a reforzar la ropa de abril. Pero sin descartar planes. Porque desde temprano ya descansaban en sus calles montones de arena y madera para prender cerca de un centenar de hogueras a lo largo de todo el casco urbano -y otro buen puñado en los descampados del extrarradio próximo-.
Avanzaba la tarde y comenzó a nevar. Mejor nieve que lluvia. Un contrincante más llevadero para el fuego. Con todas las ganas de disfrutar de la tradición, la primera hoguera en encenderse fue la municipal, un año más en la placeta de San Francisco.
Decenas de familias con los pequeños disfrutaron del espectacular momento en el que la gran fogata tomó forma. A su vera, una más pequeña con brasas en la que operarios de la brigada municipal de obras prepararon un asado de carne y patatas que voluntarias de la Asociación de Mujeres y de Cáritas repartieron a las cientos de personas reunidas al calor del fuego. Sus beneficios, para Cáritas y para la Escuela Móvil de Agua del cooperante alfareño Jaime Aguirre.
Con la noche, las cuadrillas prendieron sus hogueras, compartieron cenas y larga velada.
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