Vocación y formación para el campo riojano

Víctor Justa siempre ha tenido claro que quería dedicarse al campo. Incluso cuando cursaba el grado superior de Economía y Finanzas lo hacía pensando en que la explotación agrícola con la que él soñaba, tenía que ser viable económicamente.

El padre y el abuelo siempre habían tenido frutales (cultivaban pera conferencia). Su abuelo los cultivaba de forma profesional, su padre los compatibilizaba con otra actividad, pero Víctor tenía claro que él quería tener su propia empresa frutícola.

Él trabajó en un proyecto de nuevas plantaciones en el Valle del Iregua, buscando los cultivos más rentables. La pera conferencia es el que mejor se adaptaba a las condiciones de esa rica zona agrícola riojana, pero aún así también diversificó para minimizar los riesgos en el negocio. Así lo había aprendido durante su grado de FP (título que no llegó ni a a recoger, porque él lo que quería era empezar a trabajar en el campo cuanto antes).

Visitó otras zonas para seguir aprendiendo y vio que la manzana, en otras áreas con características similares también tenía éxito, y el apostó también por la manzana roja, que ahora, cinco años después, cuenta con 30 hectáreas de pera conferencia y otras tantas de esta manzana.

Víctor está contento con su elección de vida, pero avisa que «hoy en día, la agricultura está muy profesionalizada. Cuando se habla de coger el relevo no vale con desarrollar la misma actividad que desarrollaba mi padre. Hay que formarse para conocer lo que haces, y para hacer económicamente rentable el negocio. Hacen falta, además, ideas y determinación, mucho trabajo y confianza... No es fácil. Coger el relevo no es seguir haciendo lo mismo de siempre».

Además, este joven lanza un mensaje a las administraciones a quien reprocha que «no se legisla pensando en el pequeño agricultor e incluso se está penalizando tener un ingreso de la agricultura. El campo en muchos casos es algo complementario y eso no se tiene en cuenta».

Y Justa ejemplifica: «Hace unos años, nuestros padres y abuelos se ayudaban unos a otros, pero ahora eso es impensable. No puedes coger el tractor de otro, porque si pasa algo...» y lamenta, «ahora para empezar necesitas tus propios medios y eso supone entre 80.000 y 100.000 euros a nada. Con ese gasto, necesitas saber del campo, pero también de gestión para que salgan los números».

También reconoce este agricultor que esa falta de formación en su sector hace que les falte visión para entender necesidades como invertir en modernizar el regadío.

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