Gente que cree en el campo: la familia de Valverde que amplía su granja
Isidro y Verónica son ganaderos de porcino y han ampliado una de sus granjas del pueblo, en el que viven con sus tres hijos
Mientras se continúa especulando con las soluciones para el mundo rural y hay quienes todavía sueñan con cambios que lleguen por arte de magia, en pueblos como Valverde el futuro pasa por apostar por la agricultura y la ganadería. Isidro Ramos (valverdeño de 34 años) y Verónica Vidorreta (cerverana de 37) son un ejemplo de familia joven, como otras de la comarca del Alhama-Linares, que está asentada, con tres hijos pequeños (de 9, 5 y 4 años) y emprende, en su caso en granjas de cerdos.
El sábado recibieron 2.000 lechones y en los próximos días otros 3.940 hasta completar los 5.940 estipulados por ley en La Rioja en su nueva explotación, en el término valverdeño de la Careta. Aquí disponían de espacio para 2.000 animales y han edificado otras naves con un proyecto que ha tardado dos años en materializarse, una vez cumplido el proceso administrativo y las obras. Su empresa se llama Granja Los Palomos S. L. y cuentan con otra instalación en Valdeza, también en Valverde.
En la explotación de la Careta han invertido 1,5 millones de euros, tienen placas solares para autoabastecerse de energía eléctrica y está automatizada.
Isidro comenzó con 18 años como agricultor con almendros. «Por desgracia aquí no hay concentración parcelaria, ni agua suficiente para las fincas. Sigo con el campo, con almendros, nogales, cereal y olivos, pero resulta muy difícil vivir de esto y a los 23 años empecé con los cerdos como complemento», explica.
Construyó la primera explotación en 2014, luego la amplió y creó una TC (Titularidad Compartida) con su mujer, que tuvieron que cambiar recientemente a Sociedad Limitada.
«Tenemos cerdo de engorde, sin capar, duroc, landrace, pietren...», señala Isidro y Verónica añade que trabajan «con la integradora Piensos Costa y la nueva granja se ha hecho para que en lugar de traer cerdos desde 18 kilos, como en un cebadero normal, puedan entrar desde 6 kilos. De esta manera se puede saltar el paso intermedio del 'isowean' (precebo, al destetarlos). Las naves están adaptadas con suelo radiante y rejillas especiales para cerdos pequeños».
«La excesiva burocracia y las nuevas normativas son los principales problemas del sector», lamentan antes de detallar que tienen que «llevar una documentación que no se imagina nadie y las inspecciones son constantes de bioseguridad, bienestar animal, medio ambiente... La Administración nos obliga a disponer de una empresa externa para confirmar que está todo correcto y remitir los informes». Aparte, deben someterse a las inspecciones del Gobierno de La Rioja para verificarlo y las internas de la integradora. «Está todo muy regulado. Hoy en día no tiene nada que ver con lo que se hacía antiguamente», aseguran.
En la actualidad, el sector se está viendo afectado a nivel mundial por la enfermedad del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino (PRRS) que provoca que las cerdas aborten. También aumenta la mortalidad de las crías. No se producen tantas y por eso Isidro y Verónica están recibiendo los cerdos de Holanda.
Ambos ven el futuro difícil por las trabas burocráticas, pero lo afrontan con ganas de trabajar. «En la comarca las empresas van a menos y queda la agricultura y ganadería, lo que ha sido la tradición económica, que se tiene que modernizar, adaptar a los nuevos tiempos y apoyar», terminan.
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