Tarde imposible para Urdiales
El torero riojano se estrella contra un lote que no ofreció juego alguno en su regreso a las Corridas Generales
La plaza de toros de Bilbao es uno de esos cosos que la afición tiene como santuario. Ayer en sus inmediaciones se vieron roblanveras de público riojano de todas las edades que no quería perderse el regreso de Diego Urdiales a una de las plazas más importantes de su carrera. En el cartel se anunciaba Juan Ortega y la despedida de Pablo Hermoso de Mendoza del coso de ruedo ceniciento en el que antes del comienzo del paseíllo un dantzari bailó un aurresku en honor del torero a caballo.
Hermoso saludó a lomos de 'Nómada' al primer toro del festejo. Se le fue la mano con el de castigo mientras que dejó dos reunidos. Tras colocar una banderilla llegaron unas hermosinas especialmente templadas. Al de San Pelayo le faltó chispa pero aún así el respetable se entregó cariñoso con el jinete que tuvo que poner lo que no ofrecía al animal. Un rejonazo arriba y un par de golpes de verduguillo sirvieron para pasaportar al abreplaza.
El cuarto de la tarde mostró más brío. Hermoso, con 'Regaliz' dejó un par de avivadores. Cambió de montura y con 'Nairobi' consiguió pasajes de gran belleza mientras con 'Malbec' tiró de oficio y llegó la emoción. Finalmente colocó dos banderillas cortas con 'Generoso' y fue certero con el de hoja de peral. Fue premiado con dos orejas.
La afición vizcaína recibió con una cerrada ovación al diestro arnedano, que regresaba a Bilbao tras varios años de ausencia
Con una cerrada ovación recibió la afición vizcaína a Urdiales. Si cuando un atleta quiere correr una maratón, aparte de sus facultades precisa de buenas zapatillas, un torero para poder firmar una obra de esas que levantan a todos del cemento necesita toro y el espada no lo tuvo. Ayer en el coso bilbaíno el diestro riojabajeño paró tres ejemplares seguidos. El primero de su lote se descordó, el segundo se partió una mano y como a la tercera va la vencida el de Arnedo se abrió de capa ante un astado de Valdefresno que se tenía con alfileres y se quedaba debajo de los trastos. El coletudo tomó la montera, se fue a brindar al platillo y armó una faena pausada en la que esperó mucho al toro que, en cuanto se veía podido, intentaba irse. El sobrero bis no tuvo mala condición pero carecía del afán de entregarse en las telas, lo que hace inviable obrar el milagro del toreo. Aún así, el riojano faenó por ambos pitones sabedor de que no había opción alguna. Lo pasaportó de un efectivo espadazo a la segunda.
Poca historia tuvo en el capote con el que hacía quinto y con el que 'El Víctor' y 'Tito' se desmonteraron después de parear. Parecía que el toro se iba a dejar y que se iba a entregar a la muleta de Urdiales pero nada más lejos de la realidad. El burel, manso como él solo, se pegó unas cuantas carreras por el redondel haciendo caso omiso a la pañosa del arnedano buscando en todo momento el amparo de las tablas y el camino de chiqueros. Era imposible, así que el espada cogió el acero que se le hizo bola.
La fortuna quiso sonreír en el sorteo a Juan Ortega que jugó con los dos astados de más posibilidades. Tuvo mejor aire el primero que le tocó en suerte al que recetó un bonito recibo de capote. El inicio de faena fue una delicia, con parsimonia. Durante toda la actuación aprovechó la inercia del burel que atesoraba un temple extraordinario. Hubo momentos de abandono pero otros en los que no acabó de haber comunión. Dejó una estocada que el animal escupió, hizo uso de la cruceta y cortó una oreja.
Para terminar meció con su capote las embestidas del último de la tarde frente al que rubricó un quite por chicuelinas. Se puso bonito en la faena de muleta y, en ocasiones, logró detener el tiempo. Buscó más la colocación que en el anterior, brindó detalles muy toreros pero se echó en falta mando. El estoque quedó algo perpendicular. Fue ovacionado.
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