Piscinas fluviales para ir con perro
Las pozas en los ríos como el Leza en La Rioja o el Ega, el Ayuda y el Omecillo en Álava permiten disfrutar en familia en un entorno natural
Años atrás, las piscinas municipales de Calahorra y Santo Domingo permitían el acceso de perros en la última jornada de apertura de la temporada de verano. Incluso en la desaparecida residencia LolayZar de Cañas se celebraban jornadas de 'Piscipan' en las que las mascotas, perros y gatos, disfrutaban del agua, jugaban y perdían el miedo para poder disfrutar y refrescarse. Actualmente no existe esta posibilidad. O sí.
En Leza de Río Leza, junto al recién rehabilitado puente de San Martín, han acondicionado lo que denominan un espejo natural, una poza artificial en la que es posible bañarse cómoda y seguramente y a la que se puede acceder con perros. «El río siempre ha sido un espacio al que han acudido las familias a pasar el día y nosotros hemos querido recuperar eso, ya que las piscinas están cerradas para las mascotas», explica Juan Carlos Duarte, alcalde de Leza de Río Leza. Este verano ya ha tenido mucha acogida, familias y parejas han acudido con sus perros y, en general, ha sido un espacio verde con buena convivencia. «Solo tuvimos que llamar la atención una vez a unos chicos para que atasen a sus perros peligrosos pero normalmente la gente se aparta con sus mascotas si hay más gente y lo recogen todo, no dejan basura, aunque nosotros limpiamos dos veces por semana», advierte Juan Carlos Duarte.
La poza mide 20 metros de ancho y otros 20 de largo con entre 1,60 y 1,70 metros de profundidad, aunque también depende del caudal. La zona se ha convertido, al igual que el Cañón del Leza, en un reclamo turístico para el pueblo. «Y bendito reclamo. Se puede disfrutar de un día de campo muy cómodamente. La gente suele ser cuidadosa y solo pedimos eso, que sean responsables», desea el alcalde de Leza de Río Leza.
La piscina fluvial de Leza es una excepción en La Rioja, pero cerca, en Álava, encontramos otros ejemplos. Las más cercanas a Logroño son las piscinas fluviales de Fresnedo, en Santa Cruz de Campezo (Álava), donde el río Ega propicia una cascada y un vaso donde poder disfrutar gratuitamente durante todo el verano. Allí, en un entorno natural, es posible acudir con nuestra mascota, siempre que esté atada, y esta se puede bañar en las diferentes pozas que forma el curso del río a lo largo del amplio espacio. El aparcamiento está regulado y limitado, por lo que hay que pagar 3 euros por jornada.
Otra posibilidad es el área recreativa de Linares, en Berantevilla (Álava), camino de Miranda de Ebro, con el río Ayuda. Y también cabe señalar la piscina fluvial de Espejo (Álava) en Valdegovía, donde es posible bañarse en el río Omecillo. Los tres casos son áreas recreativas acondicionadas para pasar un día campestre, incluso con servicio de bar y servicios.
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