Manual de instrucciones para gatos

Los gatos son muy independientes, pueden desenvolverse bien en la calle, no necesitan tantos cuidados ni atención como un perro... Estas son algunas de las creencias populares alrededor de estos felinos domésticos. Todas afirmaciones falsas. O al menos imprecisas. Celia Alesanco, riojana de 35 años que trabaja como administrativa especializada en seguros, es dueña de un perro y dos gatos. Sus adopciones le animaron a formarse en etología y desde entonces, a través de las redes sociales de 'Lucca la loca', ofrece consejos y asesoramiento sobre el cuidado de las mascotas.

Ahora acaba de publicar el libro 'Gatos. Manual de instrucciones', que reúne la mayor parte de esos consejos, y que presentará el 19 de marzo en Santos Ochoa, donde ya está a la venta. En este libro nos adentramos en el particular mundo de los gatos, un auténtico cazador pero también cariñoso, que nos ayuda a entenderlo y convivir con él. «Más que especiales, creo que a los gatos no se les conoce. Ya al perro se le conoce poco y hay mucho que aprender... pero el gato es un desconocido. No se conoce su lenguaje y, por tanto, sus necesidades, no es que sean independientes o tengan mal carácter», explica Celia Alesanco. Para ella, a pesar de su domesticación, el gato no ha cambiado ni su fisonomía y sus necesidades. «Un gato de calle y uno de casa tienen las mismas necesidades. El de la calle debe cazar para alimentarse y debe protegerse, y esa estimulación le falta al doméstico. No por eso debería salir a la calle, pero en casa debemos proporcionarles estímulos», opina Celia Alesanco, que cree que, incluso, necesita que interactuemos con él más que un perro.

«Un perro ya tiene sus paseos, mientras que el gato que no sale de casa, no. No hay que adoptar un gato para no cuidarlo porque eso deriva en problemas de conducta, que es como los animales expresan los problemas», advierte Alesanco. Por tanto, no debe haber batalla entre perros y gatos, en realidad nos pueden aportar lo mismo a los humanos, afecto y compañía. «Cualquier persona que conviva con un gato sabe que aporta como un perro. En cualquier parte de la casa vienen al lado, son igual de sociables, hacen mucha compañía y con niños, que a veces parece tabú por el embarazo, si se trabaja y se educa a los niños, más que a los gatos, ayuda a generar empatía, responsabilidad y previene alergias», confía Alesanco, madre de dos hijos.

Ella misma sintió, cuando adoptó a su segundo gato, Link, después de Zelda y la perra Lucca, que no sabía suficiente sobre estos animales, por eso estudió etología, y ahora ha decidido recopilar sus consejos en un libro que ayude a los dueños a entender a sus felinos. «No solo son problemas de conducta, también prevenir accidentes, como caídas por balcones y ventanas, que se producen al intentar cazar algo, o enganchones con los radiadores. El gato accede a las alturas, se sube a las estanterías, está en su naturaleza, y eso implica más riesgo. Un collar, por ejemplo, es peligroso si se queda colgado. Un gato se pasea por el alféizar con normalidad. Un gato es un gato y sus peculiaridades», advierte Alesanco.

Por eso, una vez que se comprende la forma de actuar de los gatos se abre un mundo nuevo ante nosotros. «Hasta que no lo estudié ni me planteé lo especiales que son, por ejemplo, con los accesorios y su ubicación en casa. Algunos no comen por tener el comedero muy alto, o si la comida y el agua están juntos..., son muy tiquismiquis», subraya. Una de las consultas más frecuentes que recibe es por qué un gato nos despierta de madrugada. «Es un animal de costumbres, así que si le echas de comer hará lo mismo al día siguiente porque así aprende y cada vez lo hace más y es más difícil de quitar el hábito. Es esencial dejar de hacerlo. No hay que premiarle, esa actividad que necesita hay que dársela en otro momento del día para que después duerma del tirón», aconseja Celia Alesanco.