Los viticultores entregan la 'cuchara'

La falta de relevo generacional, agravada por la escasa o nula rentabilidad durante varios campañas en el viñedo, está multiplicando las operaciones de compraventa de tierras y bodegas en toda la geografía de la denominación de origen: «Ayer mismo estuve con una bodega familiar: son varios hijos, pero ninguno quiere dedicarse a esto, así que han puesto todo a la venta», asegura. Ignacio Miguel señala que «entre los interesados hay grupos alimentarios de ámbito nacional, bodegas de otras denominaciones de origen que buscan implantarse en Rioja y también fondos de inversión, en pérdidas en los últimos dos años y que buscan otro tipo de alternativa». El agrónomo recuerda que en la zona de Lanciego y Elvillar, en Rioja Alavesa, algunas bodegas importantes y asentadas en Rioja han estado comprando viñedos en superficies importantes, y también en la zona del Najerilla o en Rioja Oriental.

Javier Nájera dirige una inmobiliaria en Laguardia (Uvicamp) que, desde el año 2005, se dedica a la compraventa de bodegas y de viñedos, entre otras cuestiones: «Normalmente –continúa– cuando hay crisis, como pasó en el año 2009, las ventas aumentan pero es cierto que ahora se están multiplicando». Nájera explica que «hay un problema gordo, en Rioja Alavesa y en toda la denominación, porque los viticultores que quedan son muy mayores y no hay relevo y, mucho menos, con estas rentabilidades que ni cubren costes de producción».

En este sentido, Nájera, que antes trabajó como jefe de viñas de una bodega, recuerda que hay una generación cuyos hijos estudiaron y organizaron sus vidas fuera, en ciudades como Bilbao, Vitoria o Logroño, y que no ven en el campo una opción ni para ellos ni para sus descendientes: «Cuando los padres fallecen o se jubilan porque ya no pueden trabajar en el viñedo o en la bodega, se ponen a la venta las propiedades». «Es normal –agrega–, si antes se podía vivir con 6 u 8 hectáreas ahora se necesitan muchas más, y, como entonces, mucho o más trabajo».

A esto se suman las viñas llevadas a renta, en acuerdos que mantenían todavía a muchos viticultores como titulares, pero que ya no dan de sí con los precios de la uva y los costes actuales: «Antes se acordaba un 70% para el que cultivaba y un 30% para el propietario; luego se bajó al 80%-20%, pero ahora no hay rentabilidad». Nájera lamenta lo que está pasando: «Con los precios de la uva, es imposible rentabilizar una hectárea en un horizonte temporal razonable, y más si es un viejo viñedo de limitada producción». «Hay corrillos en esta zona de gran calidad –continúa– que aún compra algún viticultor joven o pequeño bodeguero pero, si no es en la botella, no hay posibilidad de rentabilizar la inversión».

El propietario de Uvicamp señala que no es fácil hacer una estimación de precios de la tierra: «Esto es como un coche, si quieres un utilitario o un Ferrari...». Lo que lo define, sobre todo, es el interés del comprador por un viñedo concreto (se han pagado hectáreas por encima de los 110.000 euros), la superficie del viñedo y, en algunos casos, la calidad del mismo.

Ambos profesionales sí coinciden en unos valores medios: entre 80.000 y 90.000 euros para Rioja Alavesa –«90.000 en San Vicente porque nadie vende por debajo de esa cifra», aclara Ignacio Miguel–, entre 70.000 y 75.000 euros en La Rioja Alta y unos 60.000 euros, o incluso 58.000, en La Rioja Baja: «Lo que pasa ahora es que los precios están bajando porque cada vez hay más oferta de hectáreas», apunta el promotor de Zeta T Estates.