David Seijas, en la presentación de uno de sus libros.

«La tecnología no sustituye a la emoción en el mundo del vino»

David Seijas, sumiller, ofrecerá una cata ciega, «al desnudo», puntuada en tiempo real para compararla luego con el criterio de los grandes gurús

Alberto Gil

Miércoles, 5 de abril 2017, 09:05

Con sólo 26 años acreditó su 'Nariz de oro' al ganar el prestigioso concurso nacional para sumilleres y cuatro años más tarde recibió el Premio Nacional de Gastronomía. Fue sumiller de El Bulli hasta su cierre en el 2011 y se incorporó a la Bulli Foundation hasta mediados del 2015. Un currículum incontestable para uno de los grandes expertos de vinos de España y del mundo, que protagoniza uno de los platos fuertes de Imaginext: una 'cata tecnológica', móvil en mano. Actualmente, David Seijas compagina la actividad formativa de profesionales con la publicación de libros y disfruta conociendo rincones y nuevos vinos sin que entre en sus planes, al menos de momento, volver a la restauración.

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Propone una cata a ciegas, dos tintos y blancos, móvil en mano. ¿Alguna pista más de su plan de ataque?

La idea es catar vinos sin etiquetas, al desnudo, y que cada participante interactúe con cada vino en tiempo real. Cada uno puntuará los vinos según su criterio y luego desvelaremos las de los críticos más importantes. Será divertido... y lo demás permítame que me lo guarde para la ocasión.

¿Qué está aportando la tecnología al vino?

La tecnología forma parte de nuestras vidas. Es conocimiento, desarrollo, superación... Nos ayuda en todos los sentidos, pero en el mundo del vino no sustituye, sino que tiene que convivir con intangibles como son la emoción, el placer, los propios sentidos...

La sumillería, como la restauración, ha sufrido con la crisis, pero empieza a atravesar un buen momento. ¿Le volveremos a ver en algún restaurante?

La crisis, por desgracia, ha tocado todos los segmentos y negocios, pero es cierto que la restauración ha sufrido un duro golpe del que aún se está recuperando. La gente ha tenido que abrocharse el cinturón, cuando uno de los momentos más placenteros de la vida es ir a un restaurante. Pero ahora todo empieza a tener de nuevo buena pinta. Vivimos en un país en que se come de maravilla. Respecto a lo que a mí me toca y el restaurante, espero que no... (risas).

Fue usted una pieza clave en El Bulli y luego en la Fundación durante muchos años. ¿Tenemos algún Ferran Adrià en el mundo del vino o habría que 'inventarlo'?

Hay grandes personajes en el mundo del vino, auténticos genios y visionarios como lo fue Ferran, pero en lo suyo. La única diferencia es que a lo mejor no son tan mediáticos... aún.

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¿Por qué las botellas españolas siguen sin estar a la altura de los grandes vinos del mundo, pese a haber elaboraciones extraordinarias?

Usted mismo lo ha dicho en la pregunta... 'somos españoles'... Nos falta saber vendernos, pero no sólo en el vino, sino en la vida en general. Afortunadamente, creo que poco a poco estamos aprendiendo.

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