El viaje y las alforjas

En estos ocho años, desde que en 2016 un grupo de bodegas -se dijo inicialmente que 40 pero con el paso de los años se ha podido ir comprobando que ni mucho menos eran tantas- decidiera poner en marcha 'Viñedos de Álava' con el impulso de su junta directiva, entonces presidida por Gabriel Frías del Val -que años después fue juntero por EH Bildu en la Cámara legislativa alavesa-, y con la inestimable colaboración del Gobierno vasco (no el Ejecutivo actual sino el anterior), este proyecto ha sido una 'patata caliente' para la Denominación de Origen Calificada Rioja.

Y las palabras de su director general la semana pasada haciendo una valoración de la sentencia, lamentando el «daño reputacional» y zanjando que «no hay nada que celebrar» a pesar de la victoria en las estancias judiciales fueron muy significativas. Aunque no es menos cierto que seguro que José Luis Lapuente y todo su equipo se hayan quitado un peso de encima porque 'Viñedos de Álava' ha pasado a la historia. Ya no tendrán que dar explicaciones fuera de aquí, de los límites de la DOCa -tanto en España como más allá de los Pirineos-, del 'conflicto con los vascos' como lo llamaban algunos.

Crear una denominación de origen no es fácil. Quizá todavía menos en el mundo del vino. Hay unas reglas que no se pueden saltar. Por mucho malestar que haya al otro lado del Ebro -el que había en 2016 se mitigó al año siguiente con la aprobación de los vinos de zona, municipio y viñedo singular pero la paz social duró poco tiempo-, por mucha o poca razón que lleven en Rioja Alavesa con el «inmovilismo» del Consejo, por mucha necesidad y/o ganas que tengan desde Oyón hasta Labastida de diferenciar sus vinos de los que se elaboran en La Rioja... Porque puede estar justificado ese malestar.

El viaje de ABRA y de Viñedos de Álava seguro que tenía sentido para el 'chófer' y los 'pasajeros' que lo emprendieron -y quienes desde las instituciones les alentaron-. Pero las alforjas, a la vista de los hechos, no eran las adecuadas. Y se ha demostrado con una sentencia inapelable, por mucho que el Gobierno vasco la considere «discriminatoria» porque el fallo judicial también es un varapalo para el Ejecutivo de la comunidad vecina. El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja cierra un frente pero los problemas no desaparecen, siguen latentes a uno y otro lado del Ebro. Y en el alavés tampoco cesan las aspiraciones de tener capacidad no solo de diferenciar sus vinos sino también, y sobre todo, de decidir lo que pase en la comarca vitivinícolamente hablando.