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Santi Robres, tras la barra del local en el que lleva más de cuarenta años trabajando. Suleyman Evran/Sadé Visual

Quedamos en... Lyon Tavern

Lyon Tavern, más de 40 atípicos años

Santi Robres está al frente de una taberna con nombre de una ciudad francesa, estética irlandesa y techos con textos en alemán

Iñaki García

Logroño

Lunes, 1 de septiembre 2025, 07:08

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Con el nombre de una ciudad francesa, la estética de la tradicional taberna inglesa o irlandesa y un techo plagado de palabras en alemán, el Lyon se ha convertido en un clásico de Logroño. Abrió sus puertas allá por 1983, con una propuesta muy diferente a la actual pero siempre con una misma cara al otro lado de la barra, la de Santi Robres. El riojano inició esta ya extensa andadura de la mano de Paulino, su hermano, pero desde hace años él es el único responsable de un establecimiento hostelero que no duda en calificar como «atípico». Razones no le faltan.

Los datos

  • Dirección. Avenida Solidaridad, 55. Logroño.

  • Horario. Abre todos los días del año a las 18.00 horas. No tiene servicio por las mañanas.

  • Precios. No ofrece pinchos ni comida. Robres vende la caña de cerveza a 2 euros y el café, aunque pocos despacha, a 1,30.

Más de cuatro décadas de historia

Era marzo de 1983 cuando Paulino y Santi Robres pusieron en marcha su proyecto. Eligieron el nombre, Lyon, un poco por casualidad. «Buscábamos algo corto y vimos que otros locales similares habían tirado por nombres de ciudades de otros países, así que a mi hermano se le ocurrió 'Lyon'», rememora Robres. «Y fuimos incluso al Sagasta para buscar el escudo de esa ciudad», añade.

El negocio inicial y el actual poco tienen que ver. El Lyon empezó como un pub. «Imagínate, los cristales eran tintados, el suelo de moqueta... Era otra historia», expone Santi en su charla con el periodista antes de contar que en 2011 decidió «darle una vuelta» para otorgarle la imagen actual. «Me gustaba mucho la madera y se me metió en la cabeza hacerlo de ese material», afirma.

Dicho y hecho. La madera es la gran protagonista ahora: bancos, paredes, barra. Todo sigue una misma estética que recuerda a los típicos garitos que uno se encuentra cuando camina por cualquier localidad del Reino Unido. «Me dijeron también que quedaba muy bien poner publicidad por todos los lados», recuerda para contar después que siguió ese consejo. Por eso, el local está adornado con detalles de marcas de ron, ginebra, cerveza, vodka y otros tipos de bebidas. «Al final, lo hice todo a mi gusto; está puesto a capricho», certifica.

Santi, un abstemio al frente de una taberna

El pequeño de los hermanos Robres empezó en el Lyon cuando solo tenía 19 años y durante muchísimo tiempo estuvo compaginando la labor hostelera con su trabajo en una empresa de suministros industriales. «Yo tenía horario partido en ese puesto y mi hermano abría el bar a las tres de la tarde», cuenta Robres. «Cuando salía de trabajar, venía al bar, durante unas horas estábamos los dos al frente y después él se iba y yo me quedaba a cerrar», enumera. «Así habré estado unos 30 años», remata.

Antes de todo ese recorrido, por la cabeza del actual propietario del Lyon nunca se había asomado la idea de abrir un establecimiento de estas características. «Entré por mi hermano porque en realidad yo soy antibares;soy abstemio», recalca el riojano, que ahora abre todos los días del año (no descansa ninguno) a las seis de la tarde. «Durante mucho tiempo, ahora ya no, he aprovechado las mañanas para viajar por La Rioja y alrededores porque antes de eso no me había movido de Logroño», relata.

Una cervecería

Volvemos al primer párrafo de este reportaje. Santi Robres definía el Lyon como un negocio de hostelería «atípico». Y aquí van algunas de los motivos. Uno ya se ha expuesto, el horario. No abre por las mañanas. Otra razón reside en lo que se ofrece en el local. «No tengo comida, solo pongo patatas de bolsa con la consumición», apunta Robres, que ve en la actualidad su negocio como «una cervecería en la que la gente viene a tomarse algo y a charlar».

Robres no ve su negocio como un bar de barrio. «No creo que sea así porque aquí siempre ha venido gente desde muchos otros puntos de la ciudad», opina. «También tengo clientes de la zona, así como muchos de toda la vida», apostilla el dueño del establecimiento, quien asegura que tampoco sirve muchos cafés. «De vez en cuando, alguien lo pide pero no es lo más habitual; quizás sea más común por las mañanas, cuando no está abierto el bar», reflexiona, antes de ofrecer un dato. «Hay bares que llevan más tiempo abiertos, pero no sé si en alguno habrá estado siempre la misma persona al frente, como aquí», sentencia.

Al compás de Sabina

Hay más aspectos que hacen del Lyon un bar diferente. Qué otro establecimiento de estas características cuenta, por ejemplo, con un reloj que te avisa sonoramente cada quince minutos de la hora. El Lyon lo tiene. Su acompasado son se entremezcla con la música que, tarde tras tarde, pone ritmo a la rutina de los clientes del local de la logroñesa avenida Solidaridad. No pueden faltar las canciones de Joaquín Sabina, combinadas, tal y como relata uno de sus clientes habituales, con los temas de otros grandes de todos los tiempos como Tina Turner o Joe Cocker.

Además, en el Lyon se pueden comprar décimos tanto para el sorteo de Navidad como para otros más rutinarios. Y eso que Robres también se define como «antilotería». Otra muestra más de lo atípico de una taberna que cuenta entre sus servicios con una terraza exterior para aquellos que deseen tomar su cerveza en compañía del sol.

El Lyon ha ido así superando etapas. Del pub a la taberna, siempre ha contado con un público fiel que le ha permitido permanecer abierto durante más de cuarenta años... y los que le quedan. Porque Santi Robres no tiene intención de poner fin a una historia atípica, pero exitosa, de un negocio que, a su genuina manera, ha logrado perdurar en el tiempo.

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