Un espacio para luchar contra la violencia machista

«¿Quieres que te ponga una pulserita de la igualdad?», le pregunta una de las responsables de este espacio a una de las niñas que se acercó junto a su familia para descubrir su interior. «Vale», le contesta ella con una sonrisa unos minutos antes de ponerse a dibujar mientras su madre solicitaba información para su hija mayor. «Me resulta útil la información que me han dado, porque así puedo aclarar mejor mis ideas y detectar ciertas actitudes o comportamientos», asegura Inés, de 15 años, tras conversar con la trabajadora.

Más tarde, se aproximó una mujer a la que la presencia del punto violeta le suscitó interés. «Estaba paseando y me he acercado por curiosidad, para ver qué era», reconoce Patricia González, que iba acompañada de su hijo y marido, mientras resalta la labor que cumple este espacio. «Me parece que puede dar información tanto a los curiosos que no sepamos muy bien lo que es (el punto violeta) como a quienes vengan con un objetivo claro de que le informen sobre algún punto en concreto».

Sobre todo, porque «te ayuda a ver ciertas cosas». «Te comentan 'oye, igual no te has fijado en eso', 'mira estas fotos y frases' y la labor que tenemos por delante; te hacen reflexionar». En este sentido, es consciente de que «hay cosas por hacer». «Me ha servido para darme cuenta de ciertas cosas que tienes más interiorizadas, más normalizadas: que puedes luchar contra ellas y ponerlas en práctica», apunta González.

Una labor esencial que busca, sobre todo, que la sociedad «entienda que todavía nos queda muchísimo por recorrer, no solo en cuanto a la violencia de género, sino también por las nuevas masculinidades, porque el machismo no perjudica solo a las mujeres», explica Candela Sabín-Paz, trabajadora del Punto Violeta. Toda una reflexión y sensibilización sobre la igualdad que, durante estos sanmateos, también se persigue con los puntos habilitados en la plaza del Mercado y en el recinto ferial.