El tímido retorno de San Bernabé

San Bernabé vuelve. A plazos, porque el de hoy tampoco es un día del patrón normal, aunque con el arco de boj en Portales ya lo parezca un poco más. Habrá placa para los caídos en 1512 en el arco del Revellín y acto institucional de entrega de las insignias de la ciudad en la plaza del Ayuntamiento. Serán al profesor Urbano Espinosa, al fotógrafo Timoteo Martínez 'Teo' y a los dueños del café Bretón José Cortés y Dª Marina Isabel Gago. Pero, a la vez, echaremos de menos el multitudinario reparto del pan, pez y vino o los banderazos que el alcalde Pablo Hermoso de Mendoza aún no ha tenido ocasión de dar, pese a estar en el ecuador de su mandato.

Ayer tampoco hubo ofrenda de flores como en otros años, ni despliegue de grupos de danzas, de trajes regionales, de niños representantes de la ciudad procedentes de los coles...., pero sí se organizó una versión pandémica por la que todo el que quiso pudo llevar sus flores a la muralla desde las 13.00 a las 21.00 horas.

Entre medio, había plan en unas barracas bien dotadas de gel hidroalcohólico y termómetros, también de algodón de azúcar, de manzanas de caramelo y de emociones fuertes; en exposiciones varias; paseando en un ambiente que ya no era de jornada laboral, no del todo; echando de menos a más de uno que se ha ido a la playa ahora que por fin se pueden traspasar regiones...

A medianoche se iba a cumplir, además, con la tradición de las luminarias en la Plaza del Ayuntamiento mientras repicaban las campanas de la Concatedral de La Redonda. Los vecinos estaban llamados a dejar una vela encendida en la ventana. Pues eso, que, aunque ayer se pudiera celebrar menos que lo justo por el COVID, hace ya quinientos años que Logroño superó el sitio. Y desde entonces se festeja San Bernabé.