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La lidia más sabrosa y segura, la del toro guisado
El reparto de unas 1.000 raciones del tradicional estofado remató el Voto de San Bernabé. Las peñas La Uva y La Simpatía se ocuparon del guiso, que estaba de diez
El intenso, aunque fugaz, chaparrón de las nueve de la mañana de ayer hizo temer lo peor a los peñistas que en ese momento se encontraban en la calle Portales empezando a montar las mesas donde luego servirían el tradicional guiso de toro, en cumplimiento del Voto de San Bernabé. Afortunadamente el agua pasó rápido y la meteorología dio las tres horas de tregua –y muchas más– que precisa la ternera para servirse tierna. El plato final, a juzgar por las palabras y gestos de quienes lo probaron, estaba estupendo.
Sus artífices fueron cocineros de La Simpatía y La Uva, las peñas que este año han tomado el testigo del evento tras dos sanbernabés sin guiso popular, aunque en ambos años pandémicos sí se preparó para su reparto en el comedor social de la Cocina Económica. Había ayer, por tanto, muchas ganas de volver a cumplir como Dios manda con este Voto, tanto por parte de la Federación de Peñas de Logroño (su organizador) como por los propios logroñeses, que mucho antes del reparto guardaban ordenada fila para adquirir su ración. El sol, plomizo en muchos momentos, no arredró a nadie.
A partir del mediodía y durante unas dos horas, se repartieron unas 1.000 raciones de toro (realmente ternera), un cálculo ligeramente más ajustado que las 1.200 previstas por la Federación de Peñas de Logroño. Aun así, «la cifra no está nada mal», reconocía su presidente, Javier Ansoleaga. Lo que sobró, dos grandes perolos de carne, se destinaron a la Cocina Económica.
Tres cocineros estuvieron toda la mañana pendientes del guiso, nada menos que de 200 kilos de ternera con su correspondiente acompañamiento de verduras (zanahorias, cebollas, pimientos, tomate, alcachofas, champiñones...). Florencio Baños, expresidente de La Simpatía, era uno de ellos y quien nos reveló el especial toque que este año le han dado al plato, amén del cariño con el que siempre se adereza. «Ha sido el laurel, que le ha dado un gusto muy bueno; el guiso ha quedado de diez».
¿Lo que ha requerido más atención durante el cocinado? «Todo, no te puedes distraer con nada; cada dos por tres estábamos dándole vueltas al puchero porque esta carne es muy dura y hay que removerla para que salga bien y blandita», explicó.
Junto a los chefs, una treintena de peñistas de La Simpatía y La Uva se afanaron durante toda la mañana para preparar y servir las raciones, al precio de 2,50 euros cada una. Fueron 50 céntimos más que en la última edición porque, como argumentó Javier Ansoleaga, «con la subida de precios era inviable asumir todos los gastos».
Eso sí, tras los últimos años de pandemia la Federación de Peñas quiso ayer retomar esta tradición regalando, con cada ración, el vaso conmemorativo del V Centenario del Voto de San Bernabé. Un vaso de diseño medieval, en el que se sirvió tinto y clarete de CVNE.
Sobre la una de la tarde, y tras asistir a la misa en sufragio por los héroes de la defensa de la Ciudad en 1521, hizo acto de presencia la Corporación municipal, con el alcalde Pablo Hermoso de Mendoza a la cabeza, para probar el guiso. Les acompañaba la Banda Municipal, que en ese preciso momento de hincarle el diente al toro interpretó un oportuno pasodoble, 'El gato montés'. Como a los cientos de logroñeses que por allí pasaron, a los munícipes se les sirvió ternera por toro, que no gato por liebre.