Quedamos en... Cervecería Frankfurt
Cantina con carné albicelesteAdemás de lugar de encuentro universitario, el Frankfurt también ejerce como 'peña' de los argentinos en Logroño
Casi por la insistencia de un amigo que sabía que la Cervecería Frankfurt cerraba se hizo Hernán Vigmapiano con las riendas de un local que, por su emplazamiento frente al campus de la Universidad de La Rioja, atiende a una clientela muy joven. «Aunque también se acercan muchos trabajadores y vecinos del barrio», apostilla quien regenta desde hace casi diez años, un local que luce con una apetecible barra y que dispone de una amplia terraza exterior y un pequeño comedor al fondo.
La Universidad de La Rioja como vecina
Este febrero cumplirá Hernán una década al frente de este local, que sólo cierra los domingos, como la Universidad que tiene por vecina. «Es la única forma de intentar conciliar un poco la vida familiar», defiende su propietario, que admite que siempre se ha dedicado a la hostelería en Logroño, antes en un bar de la calle Lobete, y hace algunos años más en un local en Autol.
Con una historia de más de cuarenta años a sus espaldas, el espacio que alberga el Frankfurt ha pasado por varias manos hasta que hace una década llegara a capitanearla Hernán. Desde aquellos comienzos titubeantes de hace una década, ha ido incorporando más propuestas gastronómicas a su local. Hasta llegar a incluir un menú del día con ocho primeros y otros ocho segundos por 14,9 euros. Y no sólo eso, las alternativas se amplían con hamburguesas, raciones y pizzas caseras rectangulares, una peculiaridad que las hace muy demandadas entre su clientela, señala Hernán, además de alguna que otra receta procedente de su país, Argentina: «Hemos implementado las milanesas, que son una carne empanada, algo parecido al cachopo, pero con el relleno por encima y luego al horno gratinado con mozzarela; eso es espectacular y hay como cinco o seis variedades diferentes».
Como señala el propietario, «de aquí se puede salir comido, merendado y cenado, y con la copa puesta», comenta entre risas antes de mencionar que trabajan a diario entre cuatro y seis personas, depende de la temporada.
Variedad de los clientes
«La verdad es que el bar ya ha cogido como un poquito de solera y viene público de todas las edades», asevera Hernán, que también señala que tienen una clientela fija, que no falla a la hora del almuerzo: «Los universitarios vienen mucho a almorzar un pincho, un bocatita o un panini, o los bocadillos de tortilla que hacemos especialmente, con precios un poco más económicos solo para ellos».
Pero no sólo se nutren de estudiantes pues entre sus clientes hay de todo, trabajadores, vecinos, gente de paso que los va conociendo y sabe el mimo con el que trabajan en el Frankfurt:«La gente viene porque está a gusto, ¿qué es lo que tenemos de diferente a los demás? La variedad, la simpatía, el estar todos los días, no faltar ni un día al trabajo, es decir, la constancia, que es la esencia del negocio».
Fidelidad y gastronomía
Esa constancia también la devuelven los clientes, algunos incluso permanecen durante casi toda la jornada que está abierto el Frankfurt. «Algún que otro chaval echa sus horas en el bar, sí: desde la mañana hasta la partida de la tarde y incluyendo la cena», desvela con una sonrisa un divertido Hernán. O clientes que estudiaron en su día en la Universidad y pasan de vez en cuando a recordar viejos tiempos:«'Ahí va, pues no habré echado yo tardes con el futbolín y la diana del Frankfurt', dice más de uno», cuenta Hernán que apunta que ya no dispone de estos juegos porque en su día habilitó un espacio para ubicar a los comensales que piden los menús del día.
Ese crecimiento en la oferta gastronómica lo admite Hernán porque nota que «los clientes que están a gusto consumen más cómidas, no solo se animan a echar la caña de siempre, sino que también pican algo»; de ahí que la oferta se haya ido ampliando con los años.
Una peña argentina en el corazón de Logroño
Otro de los fenómenos que ha cultivado Hernán, de nuevo casi por casualidad, como su llegada al local, está relacionado con su patria, Argentina, y con una de las pasiones de sus compatriotas, el fútbol. La Cervecería Frankfurt se ha convertido en punto de encuentro de la comunidad argentina de Logroño que se congrega cuando la selección albiceleste juega algún partido importante. «El pasado mundial, el de Catar 2022, empezó a venir mi hermano con unos amigos para ver los partidos de Argentina». Como quien no quiere la cosa, el bar comenzó a llenarse con cada partido de los pupilos de Scaloni y la cosa fue liándose hasta que, para ver la final contra Francia, se reunieron hasta ¡260 personas!
A partir de entonces, con cada partido de los de Messi, el local se llena de camisetas de la selección argentina y de cánticos de la tierra: «El Mundial de Catar fue un gran espaldarazo y desde entonces sigue viniendo mucha gente», concede un Hernán que desvela que con cada partido hacen «un poquito de hogar argentino, como una peña argentina en Logroño». «Ha sido muy bonito, muy bonito, porque no me esperaba tanta gente», agradece emocionado el gerente del local. Algo que, sin duda, se reeditará el próximo verano cuando Messi y sus compañeros tengan que defender título en el Mundial que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá. En el Frankfurt lo esperan con ganas.
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