La plaza que ha cambiado hasta de nombre
Rincones y ronchones ·
Las otrora casas 'ultraeconómicas' de Ballesteros han dado lugar a un parque de unifamiliares y adosados 70 años despuésPor cambiar, ha cambiado hasta el nombre... y la vieja plaza de Martín Ballesteros es desde el 2016 la plaza Barrio de Ballesteros por obra y gracia de la Ley de Memoria Histórica. Todo un cambio, sí, pero nada comparado a la transformación urbana que ha sufrido la histórica barriada.Vamos, «que lo de la placa es lo de menos», confiesa uno de los que con frecuencia transitan por la zona hoy vecina al provisional IES Sagasta.
«La demolición de la manzana de las populares viviendas de Ballesteros, entre Luis de Ulloa y la plaza de la iglesia, ya ha comenzado como obra previa a la construcción de las nuevas viviendas», titulaba este mismo periódico y este mismo periodista en enero del 2016, una fría mañana de un recién estrenado año cuando de golpe y porrazo una compañera se topaba con las palas excavadoras y los martillos neumáticos.
Adiós a lo que quedaba de una de las 'barriadas' más populares de la zona este de la capital, escribía con no pocas reacciones. Los propietarios de las casas originales que aún se mantenían en pie de lo que en 1945 fue bautizado como Ballesteros comenzaban su derribo para volver a levantar las nuevas edificaciones que, más de 10 años después, completarían la reforma planteada con José Luis Bermejo como alcalde de Logroño.
Así se lo contamos. 15 unifamiliares o adosados sustituirían a las viviendas bajas que recibieron el apelativo de 'ultraeconómicas' cuando se levantaron en pleno franquismo después de que la junta de compensación constituida para tal fin fuese dando los pasos necesarios para, con más retraso del previsto, poder culminar un proyecto cuya primera y segunda fases datan del 2005 (después de que en el 2002 se modificase puntualmente el PGM quedando entonces pendiente la tercera y la cuarta fase, que hasta el 2018 no se hacían realidad).
La idea inicial era la de rehabilitar y regenerar urbanísticamente las casas para mejorar sus condiciones de habitabilidady renovar a la vez el entorno de la Universidad de la Rioja, y para ello el Ayuntamiento de Logroño planteó a los dueños la posibilidad de aumentar la edificabilidad de las mismas -de entre 50 y 60 metros cuadrados- derribando las viviendas de origen y sustituyéndolas por otras de obra nueva -de hasta dos plantas- siempre y cuando se incluyese un garaje comunitario subterráneo.
Sin embargo, si las primeras 20 viviendas, es decir, las de la manzana entre la plaza Luis Martín Ballestero y Caballero de la Rosa, lograron ser ejecutadas, las 20 restantes tuvieron que esperar más de una década para que sus propietarios se pusiesen de acuerdo hasta convertirse en sus propios promotores.
Años de cambios de propiedad vía compraventas, permutas, subastas y enajenaciones -la última por parte de la propia Administración local- hacían posible que 15 de las 21 propiedades fuesen 'reconstruidas' tras años deshabitadas o con usos puntuales como merenderos y lugar de reuniones.
Como testigos de otro tiempo se mantienen igual una de las viviendas originales en la esquina entre la plaza y Magisterio-, otra de dos plantas ya rehabilitada -en la esquina con San José de Calasanz-, y la cervecería y la librería que ocupan una de las esquinas de Luis de Ulloa.
Ballesteros dejó ver su nueva cara por completo a principios del 2018, dos años después de que comenzase todo y de que en estas mismas páginas se escribiese su epitafio. Un epitafio que ponía fin a una historia que desde su inicio fue contada por 'plumas' de esta casa.
«En la ciudad de Logroño, siendo las doce horas cuarenta y cinco minutos del día 19 de abril de 1945, bajo la presidencia del Excelentísimo Señor Gobernador Civil, Luis Martín Ballestero, y con asistencia de las autoridades civiles, militares, eclesiásticas y jerarquías del Movimiento, se procede a colocar la primera piedra del bloque de 144 viviendas ultraeconómicas -finalmente sólo se construyeron 85 contabilizando las de María Inmaculada-, que la Obra Social del Movimiento en esta provincia va a construir en estos terrenos de los viveros provinciales para albergar dignamente a las clases humildes que actualmente viven hacinadas en lugares inmundos. Con esta empresa, pretende la Falange restaurar la vida de familia sirviendo los postulados de la nueva España y el mandato de Franco, nuestro Caudillo«. Tal sería el acta oficial del histórico momento que recoge el nacimiento de una barriada que apenas un año después era bautizada oficialmente como Luis Martín Ballestero con motivo del cese de su principal promotor.
Poco tiene que ver el Ballesteros de hoy con el de entonces. Más bien, habría que decir que nada. El derribo de las últimas de las 44 'viviendas ultraeconómicas' edificadas en torno a la plaza del mismo nombre ponía fin definitivamente a las 'casas de planta baja' que durante 70 años conformaron una de las estampas más arraigadas del este de Logroño, origen del barrio de San José que comenzó a desarrollarse a partir de entonces.
La manzana de 'casitas' bajas con corral o huerto se vertebraba en torno a una plaza pública que sólo unos años después fue coronada por una singular capilla, hoy también desaparecida. Y es que fue en 1991 cuando su fotografía original comenzó a ser urbanísticamente alterada después de que el Ayuntamiento de Logroño autorizase el derribo de la parroquia de San José de estilo arquitectónico colonial dando lugar a la de nueva construcción en 1993.
Desde entonces, y ya en los años 2000, tomó fuerza la idea de la reforma integral de la barriada y en el 2005 se levantaron los primeros adosados que sustituyeron a las originales viviendas no siendo hasta los años más recientes cuando las restantes han desaparecido, con el mismo fin, con un silencioso y callado adiós y dando como resultado una nueva plaza que, por cambiar, ha cambiado hasta de nombre.
A Ballesteros, como popularmente se le denominó con el paso del tiempo al añadírsele una 'ese' al apellido de quien inicialmente le dio nombre, no lo va a conocer ni la madre que lo parió, que diría aquel...
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