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Irene Jadraque/ Sadé Visual
Patios inclusivos

Recreos en los que nadie juega solo

Varios colegios públicos de Logroño han adoptado un modelo que fomenta la convivencia del alumnado con una serie de novedosas actividades lúdicas

Juan Marín del Río

Logroño

Lunes, 1 de diciembre 2025, 07:14

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Hasta hace pocos meses, cruzar el patio de un colegio sin recibir uno o varios 'balonazos' era misión imposible. Deportes como el fútbol o el baloncesto habían monopolizado los espacios de recreo. Ahora, los patios de los colegios públicos de Logroño han dejado de ser lugares limitados al juego libre desorganizado, mientras que la tendencia hacia los llamados patios inclusivos ha transformado estos momentos de ocio en oportunidades educativas y sociales que promueven la convivencia, la actividad física y la creatividad entre los alumnos. El objetivo no es otro que, a través de una serie de novedosas actividades, los alumnos sean capaces de «identificar y resolver por sí mismos distintos conflictos que puedan surgir en los recreos».

Agustín Rodríguez, profesor del CEIP Varia y formador en proyectos de patios inclusivos, explica que esta transformación no es «una moda pasajera», sino una necesidad para recuperar la riqueza del recreo después de la pandemia. «Los patios se estaban convirtiendo en lo que llamamos patios grises. Los niños que no jugaban a fútbol o practicaban otros deportes no se movían, había menos actividad, no había convivencia y no se relacionaban entre sí», señala. Para Rodríguez, la finalidad de estos patios inclusivos es ofrecer un «abanico de posibilidades donde todos los alumnos puedan ser protagonistas de su tiempo de recreo, sin exclusiones ni jerarquías».

El modelo que se está implementando en varios centros se basa en la estructuración y calendarización de las actividades, combinando deportes, juegos tradicionales, actividades creativas y espacios de relajación. Los alumnos mayores tienen un papel activo como tutores de los más pequeños, enseñándoles las reglas de los juegos, ayudando a organizar actividades y fomentando el respeto y la responsabilidad. «Todas las propuestas de nuestro patio son voluntarias, no se obliga a nadie. Los mayores hacen el papel de mediador, asegurando que los conflictos que puedan surgir no vayan a más», recalca Agustín recordando que «desde que hemos cambiado el modelo, las pequeñas disputas que podía haber se han reducido muchísimo».

Un ejemplo es el proyecto 'RecreFit, patios que mueven', ideado y materializado por Rodríguez en su centro de trabajo, diseñado para fomentar hábitos de vida saludables. Los martes se destinan a ejercicios físicos variados como saltos de comba, sentadillas, abdominales y juegos de velocidad, todos al ritmo de la música y con una vuelta a la calma final. Los miércoles se realizan competiciones deportivas y los viernes se combinan actividades de mesa y la conocida como 'Discopatio', donde alumnos de distintos cursos presentan coreografías que luego son replicadas por sus compañeros. Para Rodríguez, estas actividades «incrementan la empatía, el respeto y la cooperación entre los estudiantes», al tiempo que reducen los posibles conflictos.

Los patios escolares dejan atrás deportes como el fútbol para convertirse en espacios donde disfrutar y aprender al mismo tiempo

«Es un centro con una parte importante de población migrante, y no se distingue entre alumnos; todos participan y se sienten parte de la comunidad»

Eduardo Subero

Director del colegio Duquesa de la Victoria

Eduardo Subero, director del colegio Duquesa de la Victoria —que también se ha sumado a la iniciativa—, coincide en que la estructuración y diversidad de opciones son clave para un recreo inclusivo. «Tenemos tres deportes organizados por ciclo que rotan semanalmente: baloncesto, frontón y fútbol, aunque en el colegio este está casi desaparecido», bromea Subero que justifica la falta de interés del alumnado por este deporte. «A los que les gusta el fútbol no les apetece practicarlo en el recreo porque ya lo hacen en sus actividades extraescolares o los fines de semana», indica el director. Los profesores de Educación Física salen todos los días al recreo, controlando las actividades, «por voluntad propia». «Fuera de eso, los niños pueden jugar al ajedrez, a juegos de mesa o disfrutar de zonas de equilibrio y circuitos, según sus intereses».

Además, la inclusión no se limita a la diversidad de juegos. En el colegio Duquesa de la Victoria, se implementan iniciativas como 'la Bibliopatio', donde los alumnos pueden coger libros de un carrito para leer durante el recreo. «Sacamos esta especie de biblioteca y se interesan de verdad por la lectura. De otra manera, quizá, no lo harían», señala. También hay espacios de música y danza, donde los pequeños pueden expresar su creatividad y socializar con compañeros de distintas edades. «Es un centro con una parte importante de población migrante, y no se distingue entre alumnos; todos participan y se sienten parte de la comunidad», subraya Subero.

Proyectos como 'RecreFit', 'Discopatio' o 'Bibliopatio' incentivan hábitos saludables y refuerzan valores como la empatía

En el colegio Caballero de la Rosa, Roberto Martínez, su secretario, explica que allí la implementación de recreos cooperativos ha sido un proceso gradual. «Llevamos muchos años intentando instalar estos espacios. Nos cuesta porque hay muchas actividades, pero hemos logrado que dos días a la semana los alumnos preparen recursos cooperativos, que se exponen en un tablón y pueden realizarse voluntariamente», comenta.

Los patios inclusivos y activos de la comunidad demuestran que el recreo puede ser mucho más que un espacio de esparcimiento. Es un lugar donde se aprende a compartir, a respetar, a colaborar y a disfrutar de la diversidad. Desde la planificación estructurada de actividades hasta la implicación directa de los alumnos como mediadores y tutores, estos proyectos transforman la rutina del recreo en una experiencia educativa rica, inclusiva y motivadora para todos.

Lo que comenzó como una necesidad de reducir conflictos y fomentar la diversidad de actividades se ha consolidado como una estrategia educativa integral, donde los pequeños no solo juegan durante su tiempo de ocio, sino que aprenden a convivir, a organizarse y a ser protagonistas de su propio aprendizaje.

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