Quedamos en el... Cristal
Ni solo bar ni solo restauranteRafael Álvarez y Ana Calzadilla abrieron en 2018 su negocio con el reto de «dar una vuelta a la tradicional oferta hostelera»
Rafael Álvarez y Ana Calzadilla son cubanos, pero acumulan ya muchas vivencias en Logroño. «Yo llevo 23 años aquí y él va hacer 14 o 15», especifica ella antes de explicar que desde hace ocho, más o menos, ambos son responsables de un bar con sede en avenida Club Deportivo, pero que también tiene entrada por el parque San Miguel: el Cristal.
Con una estética similar, en algunos puntos, a una taberna irlandesa o inglesa, el Cristal se presenta como un espacio amplio, con una barra en la que destacan numerosos pinchos y una zona de mesas que hace honor al nombre del establecimiento al estar situada sobre una especie de tarima de vidrio resistente. A esa estética interior hay que añadir las dos terrazas exteriores, una en cada entrada.
Del Glass al Cristal
Del Glass al Cristal. Rafa y Ana no son los primeros que se han situado al frente del bar de Club Deportivo. Tomaron sus riendas allá por 2018, pero antes el local ya había tenido un extenso recorrido. Abrió, de hecho, bajo la denominación de 'Glass' y así se mantuvo durante bastante tiempo. «Fue un negocio que tuvo mucho éxito en sus inicios», recuerda Álvarez. «Lo abrieron los dueños de cristalería San Mateo y funcionó muy bien; después fue pasando por diferentes manos hasta que llegamos nosotros», añade.
Los datos
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Dirección. Avenida Club Deportivo, 96.
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Horario. Abierto todos los días de la semana, de nueve de la mañana a cierre, tras las cenas. Comidas, de 12.00 a 16.00 horas; cenas, de 20.00 a 23.00 horas.
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Precios. Una caña cuesta 2,30 euros y un café cortado, 1,50 euros.
Con su aterrizaje, decidieron cambiar la denominación. El mismo nombre, pero en diferente idioma. Del inglés al español. Del antiguo 'Glass' al nuevo 'Cristal'. «Alguna reforma también le hemos hecho, pero lo cierto es que es un bar que ha envejecido muy bien», apunta uno de sus actuales responsables. «Además, también lo cuidamos mucho», certifica.
Alma cubana
El alma del Cristal es la suma de Rafa, Ana y el resto de rostros del establecimiento. «Estamos unas 11 o 12 personas trabajando aquí», apuntan los dueños, antes de valorar de manera muy positiva la labor que realizan todos sus empleados. «Tanto los chicos y chicas de cocina como los de sala son estupendos y sin ellos no sería posible todo esto», aseguran los responsables, quienes anteriormente ya conocían desde dentro el mundo de la hostelería. «Estábamos ya un poco cansados de trabajar en otros sitios y para otras personas y apostamos por un nuevo capítulo en nuestras vidas», exponen. «Teníamos muy claro lo que queríamos hacer y gracias también al apoyo de algunos amigos (citan a Luis, Mariano, Julio y Rafa) lo conseguimos», añaden.
Así iniciaron un proyecto que, según cuentan, ha ido creciendo gracias al «boca a boca», más que a otras herramientas como las redes sociales. «Apenas las hemos tocado porque aquí lo que ha funcionado ha sido que la gente venía e iba dando buenas referencias de lo que se encontraba», opinan. «Así han ido encajando las piezas de un proyecto que ya tiene ocho años de historia y con el que estamos muy contentos», certifican.
Una suma de conceptos
Desde el principio, la pareja tuvo claro cuál debía ser el camino para alcanzar el éxito. «Queríamos apostar por un producto de calidad, a un precio muy razonable y con un buen servicio», enumeran. Su objetivo pasaba por «dar una vuelta» a la tradicional oferta gastronómica y hostelera de la ciudad. «No tenemos menú del día, no tenemos pincho pote», admiten. «Pero aquí, por ejemplo, te puedes comer un fin de semana una lubina salvaje, una dorada de estero o un calamar de potera de Conil», afirman. Apuestan por «cosas diferentes» a las que hay en otros establecimientos similares. «Tenemos anchoas del Cantábrico, gambas de Huelva, navajas gallegas...», recitan.
Para ellos, el Cristal no es solo un bar ni solo un restaurante. Es la suma de ambos conceptos. «Porque puedes venir a tomarte un café o un desayuno por las mañanas, al vermú al mediodía, a comer, a cenar o a tomarte una copa», señalan. «Para ello contamos con 40 o 50 platos en carta, más ocho o diez recomendaciones fuera de ella, dependiendo del producto de temporada», rematan.
Esa amplia oferta les permite también tener un público «muy variado» entre su clientela. «Hay de todo tipo porque también ofrecemos, por ejemplo, hamburguesas para la gente más joven», detallan. «Personas de todas las edades pueden encontrar aquí algo que les guste y a un precio muy razonable», reseñan antes de rematar su explicación con otro de los rasgos que consideran esenciales en el servicio. «Tratamos a toda la gente con mucho cariño», aseguran.
La terraza en el parque San Miguel, «la joya de la corona»
La doble terraza del Cristal da mucho juego a los responsables del establecimiento hostelero logroñés. La de Club Deportivo es «un poco más reducida», pero la del parque San Miguel aparece como «mucho más amplia» y los responsables del negocio la consideran «la joya de la corona» de su propuesta hostelera. «Todos quieren estar fuera», afirman con rotundidad.
Esa terraza está muy preparada para recibir clientes. «Las sillas tienen sus cojines para que resulten más cómodas, también tienen sus toldos, sus lámparas...», relatan los dueños del Cristal. «Y por la noche se crea un ambiente muy chulo, muy cálido», añaden antes de explicar que en verano la mayoría de los clientes optan por cenar o comer en esa terraza. «Es más fresca que la otra y, además, al estar en el parque parece que te encuentras en un entorno totalmente diferente en el que los niños también pueden disfrutar», concluyen.
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