El Consejo Consultivo reprocha al Ayuntamiento un contrato verbal de 234.000 euros para acabar la plaza de abastos
El dictamen insta a pagar una última factura por trabajos «fuera de plazo» y que «no aparecían en el proyecto» mientras que el Consistorio recalca que eran actuaciones necesarias a causa de «los problemas estructurales» detectados
Las obras del Mercado de San Blas han sido más largas y más caras de lo inicialmente previsto. El presupuesto de 3,12 millones de euros se ha visto superado en cerca de un millón de euros debido a los problemas aparecidos. El último pico de este sobrecoste asciende a 234.159 euros con una certificación fechada a 1 de marzo referente a unas «obras extraordinarias ejecutadas por la contratista entre los meses de enero y febrero de 2024, es decir, ya expirado el plazo de finalización de las obras establecido en la tercera ampliación acordada», que debía ser el 31 de diciembre de 2023.
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El Consejo Consultivo reprocha al Ayuntamiento que estas obras «no se contemplaban en el proyecto inicial», también que fueron «realizadas por orden verbal del director de las obras» y que por tanto «se realizaron al margen y sin la cobertura del contrato administrativo» y que se «seleccionó a un contratista concreto con exclusión de cualesquiera otros», en este caso Cotodista, adjudicataria de, proyecto. La institución considera que la actuación no es «irracional o caprichosa» ya que existían «circunstancias que así lo exigían» pero sí constata que tenía que haber existido «la redacción de un proyecto modificado que redefiniera el objeto del contrato».
Por eso el Consejo Consultivo considera que esa actuación es «nula de pleno derecho» y que la adjudicación «se realizó prescindiendo total y absolutamente del procedimiento previsto al efecto, que no era otro [...] que el de someter la licitación a las actuaciones complementarias que fuera preciso realizar».
Pese a la nulidad, el Consejo Consultivo considera que la constructura Cotodista no debe ser penalizada puesto que ha realizado los trabajos encomendado por la dirección de obras y por eso pide al Ayuntamiento de Logroño que le abone los 234.159 euros por esas obras realizadas en enero y febrero.
Desde el Ayuntamiento, el concejal de Arquitectura Íñigo López- Araquistáin justifica que no se trata de un procedimiento «anormal». «Desde el comienzo de las obras se vieron embalsamientos de agua que incluso habían causado daños en la estructura del edificio, aparecieron restos arqueológicos, los espacios no se adaptaban al Centro de Transformación...». «»No es nada ilegal, solo que se sale fuera del proyecto inicial. Si por parte de la dirección facultativa se determina que las obras tiene que seguir porque existen problemas de estructura o por razones técnicas, deben seguir«, argumenta.
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Según López-Araquistáin uno de los problemas radica en que la modificación presupuestaria «debía haberse iniciado en 2022 [en la anterior legislatura], pero no se hizo». Y justifica que en el gran modificado de casi 900.000 euros para concluir las obras se incardinan esos 234.000 euros. «Esas obras se realizan fuera de la fecha del contrato original. Por eso hay una parte de ese dinero, de antes del 31 de diciembre, que sigue un procedimiento, y otra parte, el de enero y febrero, que va por otro lado», insiste. Así que el Ayuntamiento asegura que tenía que solicitar el trámite del Consejo Consultivo para «facilitar el cobro una vez publicado el dictamen».
Una 'obligación' de consulta que el Consejo Consultivo no comparte y deja patente en su dictamen, en el que advierte del «peligro de instrumentalizar el instituto jurídico de la revisión de actos nulo, que no puede convertirse en una especie de cauce alternativo al procedimiento legal de contratación, a la correcta determinación del valor estimado del contrato o al control de la Intervención municipal» y recuerda al Ayuntamiento que se muestre vigilante «para evitar conductas irregulares como lo que dan origen al expediente.
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«No ha sido una reforma cara»
Íñigo López-Araquistáin, a pesar del incremento en el coste de las obras del Mercado de San Blas, considera que «no ha sido una reforma cara» y lo justifica tras analizar el estado del edificio. En la actuación, diseñada durante el mandato de Pablo Hermoso de Mendoza y financiada con fondos europeos, se buscaba dinamizar el corazón histórico del comercio de la capital, pero se ha hecho mucho más. «El mercado, después de décadas sin intervenciones, necesitaba una reforma. Cuando comenzaron, no se sabían los problemas existentes e, incluso, se puede decir que fue una suerte la actuación porque se descubrieron carácter estructural y de instalaciones, por ejemplo, unas pérdidas de agua brutales», analiza. «Es una obra positiva que evita que en un futuro se hubiesen hecho patentes esas deficiencias estructurales y que ponen en valor a un mercado referente en Logroño», concluye.
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