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Elena Hernández, saluda desde la puerta de su tienda, mercería Hilos. Sonia Tercero

Comercios de Logroño

Las últimas puntadas con Hilos

Elena Hernández se jubila y pone así fin a su recorrido al frente de una histórica mercería que mañana cumple 40 años

Iñaki García

Logroño

Sábado, 12 de octubre 2024, 08:44

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Calles céntricas de Logroño, como San Antón, se han convertido en los últimos años en una sucesión de establecimientos de grandes cadenas comerciales y de otros en los que se cuelga el cartel de 'Se alquila' o 'Se vende'. No son muchos los ejemplos de pequeños comercios que resisten esa tendencia y uno de los pocos que quedaban bajará pronto la persiana por la jubilación de su dueña. La mercería Hilos dice adiós tras cuatro décadas de historia.

«Mañana, 13 de octubre, se cumplirán 40 años desde que abrimos», señala Elena Hernández, responsable del establecimiento y la persona que se ha encargado de abastecer de hilos, pijamas o agujas a sus clientes durante todo este tiempo. «Por un lado me da pena que esto se acabe, pero por otro, no», reconoce. «Creo que ya ha llegado el momento de afrontar una vida un poco más tranquila porque los comercios son muy esclavos», afirma.

Todos los cambios vienen bien para mirar atrás y hacer una valoración de lo vivido y, para Hernández, el balance de este tiempo en la mercería resulta «muy satisfactorio». Admite la propietaria que ha habido momentos buenos y malos y que ha trabajado «muchísimo», pero la sensación final que le deja este recorrido ha sido muy positiva. «Pero ha llegado la hora de cerrar, ahora tienen que venir los jóvenes», resalta.

«En sus inicios, mercerías como esta se enfocaban en cosas de costura, pero las generaciones de ahora apenas cosen ya»

«Dejé de vender botones hace tiempo porque la gente ya no los pedía y puse productos que tenían más demanda»

De cualquier modo, a Hernández todavía le quedan unos meses al frente de Hilos. El cartel ya está colgado en la entrada, pero el negocio sigue activo. «Ya no compramos más género, pero la fecha depende de lo que nos vaya quedando», señala Hernández. «Yo calculo que será sobre Navidad», apostilla la responsable de un establecimiento que ha ido adaptándose a las épocas. «En sus inicios, mercerías como esta estaban enfocadas en cosas de costura, pero las generaciones de ahora ya apenas cosen», lamenta. «Por poner un ejemplo, cuando puse la tienda vendía botones, pero los quité hace tiempo porque la gente ya no los pedía», argumenta. «Así que he ido quitando cosas de mercería para poner otras que han funcionado mejor y tienen más demanda», remata su reflexión.

«Ojalá alguien siga con esto»

Cuarenta años dan para mucho en una tienda. Entre otras cosas, para armar una clientela «muy fiel» a la que le da mucha pena el adiós de Elena Hernández y de Hilos. «Aquí tenemos gente de toda la vida; han venido las madres y después hemos recibido a sus hijas», afirma la dueña de la mercería. «Muchas me dicen que dónde van a comprar ahora, pero saben que esto es ley de vida», añade.

Hilos sigue así el camino que antes emprendieron otros pequeños negocios de la ciudad. «Es una pena que se este perdiendo este tipo de comercio», lamenta Hernández. «Por desgracia es algo que ocurre aquí en Logroño, que antiguamente era la primera ciudad comercial del norte de España, pero también pasa en otras muchas ciudades: el comercio se está muriendo», apostilla.

Los hábitos cambian continuamente. Los modos de comprar también. «Ahora la gente lo hace todo por teléfono», cuenta Hernández. Una tendencia que obliga también a los comercios de toda la vida a evolucionar si no quieren bajar la persiana. «Antes era más fácil que ahora», reconoce la responsable de la mercería Hilos quien, pese a todo, asegura que el negocio sigue funcionando. Por eso, su deseo es que alguien pueda continuar por el camino que ella inició hace cuatro décadas. «Me gustaría que alguien siguiera con esto porque es un negocio que funciona», certifica. «Y no tengo ningún problema en enseñar a quien venga lo que resulte necesario», remata.

A la espera de un posible relevo, Hernández afronta sus últimos meses al frente de la tienda que le ha acompañado durante gran parte de su vida. Son sus últimos pasos dentro de la mercería Hilos. Sus últimas puntadas en la calle San Antón.

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