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Patrimonio de Logroño
Un catálogo que cojea de todas sus patasEl censo de edificios protegidos del PGM, sobre la mesa tras 30 años, recoge un listado obsoleto e incompleto
No sólo edificios ni mucho menos propiedades públicas... Lleva años sobre la mesa la necesidad de revisar y actualizar el inventario del patrimonio de Logroño, más allá de sus valores históricos y artísticos, y ahora, justo cuando el Ayuntamiento se lanza a renovar su listado de bienes arquitectónicos protegidos, queda claro que el catálogo del Plan General Municipal con el que cuenta la capital de La Rioja cojea de todas sus patas.
«El objetivo es trasladar a la sociedad la importancia de nuestro patrimonio y ponerlo en valor como parte de nuestra cultura para lograr su protección y conservación», es el mensaje lanzado por el actual concejal de Arquitectura y Patrimonio Histórico, Íñigo López-Araquistáin, de cara a la elaboración de un verdadero listado que, como poco, sirva de base al catálogo del futuro PGM.
Y es que el mismo, que data de 1996, se materializa en «una relación de los edificios y elementos históricos, artísticos o ambientales a proteger» (tres categorías o patas) a efectos de lo dispuesto en el artículo 80 de la Lotur –que se refiere a edificios, espacios o elementos históricos, culturales o ambientales– y que, a día de hoy, se antoja obsoleto e incompleto, y, casi tres décadas después, debe adaptarse a las nuevas sensibilidades en la materia (apenas cubre el casco antiguo).
Así lo entiende López-Araquistáin, quien tras cursar la vieja pretensión del ahora alcalde, Conrado Escobar, aspirante a candidato cuando en 2021 el PP propuso revisar los edificios protegidos en el PGM e incorporar nuevos elementos patrimoniales, da cuenta del citado catálogo a fin de que logroñeses y logroñesas lo conozcan y, de entrada, vean su alcance y, sobre todo, sus ausencias –amén de que alguna presencia puede sorprender tanto o más–.
Así, por ejemplo, que figuren edificios como el 9 de Ruavieja o el 6 y el 18 de Rodríguez Paterna no deja de extrañar, no por su valor, sino por su estado... por su mal estado. Del primero, el que se presenta como «posiblemente» la casa más antigua de la ciudad con la denominación de 'Casa Gótica', poco se podrá recuperar cuando toque; algo que también sufrirán el segundo y el tercero, la Casa de la Viga y el palacio de Bustamante, respectivamente, tras años agonizando.
Mientras, otros edificios del catálogo, caso de Herrerías 18 y 34, de uso municipal y hostelero; de Marqués de San Nicolás 71 y 77 o de Ruavieja 22 y 24, actualmente de uso hotelero, muy al contrario, han sido rehabilitados en todo este tiempo presentando ahora su mejor aspecto. Y es que precisamente desde los años 80 y 90 han sido también muchos los inmuebles de uno u otro tipo recuperados individualmente o integrados en nuevos proyectos urbanísticos.
La realidad es que la ciudad, como tantas otras, cuenta con ordenanzas especiales y el PGM que los protege, pero, entre tanto texto legal, finalmente dependen de la sensibilidad de los técnicos y, en última instancia, de la voluntad de los políticos... por no hablar de los objetivos de sus propietarios y de la opinión de la ciudadanía en general.
Los edificios y construcciones de valor arquitectónico e histórico de Logroño se califican según su grado de interés en unas normas urbanísticas tendentes a su «conservación, consolidación, eliminación de añadidos y modificaciones inadecuadas y acondicionamiento para su correcta utilización».
El Ayuntamiento logroñés parece decidido a revisar y actualizar el inventario de bienes arquitectónicos protegidos durante 2024
Y es ahí donde, por una parte, podrá incidir el futuro listado, incorporando aquellos bienes que han sido reconocidos posteriormente como singulares y revisando los ya existentes, habida cuenta de la evolución sufrida. Otros, ya notables entonces, deberán integrarse sí o sí: como el teatro Bretón, el edificio de Correos hoy hotel de lujo en lo que a edificios se refiere, o el monte Cantabria, Valbuena o Varea respecto a restos arqueológicos.
El catálogo del 96, aunque con el grueso del mismo ya en 1985, incluye palacios como el de Espartero, hoy Museo de La Rioja; el de los Chapiteles, actual IER y otrora casa consistorial; o el de los Yanguas, también conocido como Casa de la Virgen y en el que ha reabierto el CCR. Tampoco olvida el de Legarda, sede del COAR, o el de Monesterio, sede de la Seguridad Social. Pero no tiene en cuenta, por ejemplo, las casas palacio de los Salazar –Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos–, de los Fernández de Astiz –UNED– o de los Orive –Archivo Histórico Provincial–.
El catálogo, sencillamente, ha envejecido mal. Y el listado previo puede ser una solución, pues aspira a un doble objetivo: por un lado, establecer los bienes arquitectónicos a proteger incluyéndolos en el futuro PGM; y por el otro, determinar aquellos que, total o parcialmente o con elementos exteriores o interiores, requieran de una especial tutela dada su singularidad para la ciudad aunque no lleguen a estar protegidos como tales.
Un debate a raíz del caso de Duquesa de la Victoria 37 y 39
El caso de Duquesa de la Victoria 37 y 39 solo es uno más, pero a raíz del mismo –de su derribo para construir un nuevo residencial–, en 2021 se reavivó el debate sobre la urgencia de actualizar el catálogo de edificios protegidos en el PGM de la mano de Adolfo López Fernández, profesor de Historia en el IES Escultor Daniel, quien buscaba despertar conciencias. Tanto que el COAR incluso pidió su revisión «fuera del casco histórico». Sin necesidad de estar incluidos en el mismo, en cualquier caso, no son pocos los edificios de interés que cuentan con diferentes grados de protección, pero eso no siempre es suficiente... al menos en Logroño. «El problema no es tanto de legislación, sino de actitud y en ello la sociedad tiene gran parte de culpa», respondía en su día Domingo García-Pozuelo, exdecano del COAR y uno de los adalides del proteccionismo histórico-arquitectónico, quien hace más de una década revisó los edificios logroñeses con vistas a la actualización del catálogo de protegidos aplazada 'sine die'. Ahora, se habla de listado, que no catálogo, y se quiere ampliar tanto a la época moderna como a elementos singulares.
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