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Los carriles bici que sí se deberían revisar
Tramos que desaparecen abruptamente, que invaden aceras y que acaban en muros o bordillos están olvidados por el Ayuntamiento
El pasado miércoles 9 de agosto, tras la última protesta de ciclistas urbanos reclamando que no se modifique el trazado del carril bici de la avenida de Portugal que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Logroño ha anunciado que sustituirá, el alcalde, Conrado Escobar (PP), presumió: «Si nos remontamos al histórico de la ciudad, ¿quién ha puesto más carriles bici en Logroño, gobiernos del PP o del PSOE? Pues con eso se responde todo». No le falta razón.
A finales de 2016, durante la segunda legislatura de la popular Cuca Gamarra como alcaldesa, el Consistorio logroñés alardeó de que la ciudad contaba con casi 30 kilómetros de carril bici. Desde años y legislaturas anteriores se fueron habilitando carriles bicis tan largos como infrautilizados, sobre todo, por la escasa presencia humana en zonas como Prado Viejo, la senda de los Pedregales y el vial entre Los Lirios y La Estrella. Aquellos espacios reservados para la bicicleta hoy carecen de mantenimiento, presentan tramos intransitables por la peligrosidad que suponen o, directamente, como en el caso de las calles Las Tejeras y Serradero, se ha cambiado la señalización y, por tanto, su uso, convirtiendo lo que era un carril bici que ocupaba prácticamente toda la acera en un carril peatonal sobre la propia acera, que supone una reiteración absurda para paliar lo que fue un mal diseño.
Consultado por Diario LA RIOJA, el equipo de gobierno ha informado, sin entrar en detalles, que desde la Unidad de Urbanismo se plantea revisar todo el Plan de Movilidad Urbana. El colectivo Logroño en Bici advertía públicamente días atrás, en referencia a los antiguos trazados, de que «no son esos los carriles que prometen revisar sino los más modernos y funcionales, diseñados por fin a estándares europeos de buenas prácticas, que ni entienden ni conocen ni usan ni por supuesto respetan». Logroño en Bici describe los antiguos carriles como «plagados de negligencias técnicas y constructivas, por las aceras, con giros en ángulo recto, anchuras por debajo de mínimos absolutos de diseño o terminando contra vallas o muros, siempre para 'encajar' el 'estorbo' de las bicicletas en el modelo actual sin restar el más mínimo espacio en la calzada al coche».
«Todos los gobiernos han avanzando, con mayor o menor fortuna, en hacer más carril bici, y el actual es el único en eliminarlo»
Pablo Hermoso de Mendoza
Exalcalde de Logroño
Y es que en esa premisa se basaban aquellos carriles bici, en incluir un vehículo como es la bicicleta en el espacio reservado para el peatón, que es la acera, cuando lo lógico es que se reserve un área segura en la calzada, fomentando la convivencia de los modelos de transporte sostenible, no enfrentándolos. Hay ejemplos que no solo claman al cielo sino que, directamente, son peligrosos, como el carril bici de la calle María Zambrano que desemboca sobre el cruce de la Gran Vía, que es una de las aceras más transitadas de la ciudad, igual que el tramo de Muro de Cervantes, que sortea una parada de autobús y una terraza de bar.
Otros casos son igual de sangrantes pero tal vez no tan peligrosos, ya que son aceras sin tanto flujo peatonal, como los carriles bicis que desaparecen abruptamente sobre la acera, como el de la calle Portillejo en la esquina con avenida de Portugal, el de la plaza de la Constitución, que desemboca a pocos metros de una escalera, o el de Manuel de Falla, que directamente muere en un bordillo. Pero tal vez el paradigma de lo que no debe ser un carril bici sea el de la esquina de la calle Eliseo Pinedo con la avenida de Lobete, que muere en una pared, sin escapatoria.
Los desafortunados carriles bici no son patrimonio exclusivo del PP, se iniciaron antes de las legislaturas de Cuca Gamarra, sin fijarse entonces en los estándares europeos que tanto se señalan ahora como la biblia a seguir. «En los últimos quince años es cuando en las ciudades de Europa se ha apostado por el peatón y no por el coche, y con la bici como elemento de movilidad activa. Antes eran las rotondas», reconoce Pablo Hermoso de Mendoza, exalcalde socialista y portavoz del PSOE, en la oposición, en el Ayuntamiento de Logroño. «Todos los equipos de Gobierno de Logroño han avanzando, con mayor o menor fortuna, en hacer más kilómetros de carril bici y el actual del PP es el único que lleva en su programa eliminarlo, un tramo esencial en el eje este-oeste como es el de avenida de Portugal», señala Hermoso de Mendoza.
Y en cuanto a aquellos carriles bici que hoy resultan disparatados, Hermoso de Mendoza los describe como «vías inconexas, no seguras, sin rectitud, a veces con curvas de 90 grados y no flexibles». «Hay que quitar espacio al coche, no al peatón», concluye.
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