Quedamos en el... Parlamento
La suma de cervezas y rockMiguel Díaz de Greñu lidera el céntrico bar de Logroño, que resiste firme ante las nuevas tendencias y modas
Los acordes de una guitarra eléctrica se escuchan desde la plaza del Parlamento. Salen desde el interior del bar del mismo nombre de ese emblemático enclave que, a su vez, debe su denominación al edificio cercano donde los políticos de la región se reúnen para discutir sobre presupuestos, leyes y demás asuntos que influyen sobre la ciudadanía.
De la puerta del Parlamento de La Rioja a la del bar que lidera Miguel Díaz de Greñu apenas distan unos metros. Unos pocos pasos. Sin embargo, el ambiente de uno y otro espacio nada tienen que ver. La sobriedad de la Cámara contrasta con el carácter desenfadado del establecimiento hostelero, de cuyas paredes cuelgan numerosas referencias a marcas de cervezas de múltiples enclaves del globo terráqueo. Solo hay que pasar unos minutos en su interior para convencerse de que la definición que Díaz de Greñu da a su negocio es la más acertada. «Yo diría que es una cervecería rockera», resume.
Un concepto claro, pese a todo
El Parlamento lleva ya muchos años abierto. «Yo creo que desde los noventa, aproximadamente», calcula Díaz de Greñu, quien se hizo cargo del local hace casi una década. «El 7 de marzo haré ya diez añitos aquí», remarca el actual propietario antes de avisar de que para celebrar ese aniversario preparará una gran fiesta, con paella incluida.
En todo ese recorrido, el riojano ha querido mantener la esencia del bar. Apostar por aquello que le gusta, que forma parte de la historia del Parlamento, y no por aquello que marcan las tendencias o las modas. «En vez del reguetón, nosotros seguimos con el tema del rock, del heavy, de música de otros estilos que, por desgracia, se están perdiendo en Logroño», relata el propietario. «Aquí resistimos», añade después de recalcar que, en lo que se refiere a la música, no tiene intención de introducir cambios.
Un equipo de ocho personas
Díaz de Greñu lidera el proyecto del Parlamento, pero en los quehaceres diarios del bar colaboran muchas más personas. «Actualmente, somos ocho aunque hemos llegado a estar trece o catorce», recuerda el propietario antes de hacer hincapié en que llevar un local como este va mucho más allá que servir cafés, copas o pinchos. «Detrás hay muchísimas más cosas, la gente no se llega a hacer una idea de cuántas», asegura con firmeza.
Sabe bien de lo que habla, puesto que su recorrido en la hostelería arrancó allá por 1999 tras haber tocado muchos palos. «He trabajado como profesor, de animador infantil, de muchas cosas», apunta el dueño del negocio. «Y la hostelería ha cambiado en todo este tiempo muchísimo;como de la noche a la mañana», apostilla.
Tres espacios diferenciados
El horario del Parlamento abarca todos los momentos del día. Abre por la mañana a las nueve (en verano lo ha hecho a las ocho) para coincidir con las entradas al trabajo y ofrecer desayunos. El horario de cierre, mientras, se sitúa entre las dos y las dos y media de la madrugada (dependiendo del día de la semana), por lo que por allí pasa todo tipo de clientes: peregrinos, parlamentarios, familias, jóvenes a los que les atrae la tarde para juntarse con sus seres queridos o aquellos que salen por la noche a tomar algo.
Para dar cabida a esa variedad de perfiles, en el Parlamento se distinguen tres zonas diferenciadas. Por un lado está la terraza exterior. «Aquí no hay música y te puedes tomar lo que quieras, desde batidos hasta cafés, aunque nosotros nos hemos dedicado más a la cerveza», reitera Díaz de Greñu. «Tenemos nueve grifos y trabajamos con una gran variedad de latas de procedencias muy diversas: tenemos de aquí, belgas, alemanas, inglesas...», enumera.
De esas cervezas, o del resto de la oferta del bar, se puede disfrutar en la estancia principal, esa en la que la música suena más alta y donde destaca una gran barra y espacios donde sentarse en compañía de amigos y familia. Al fondo, se vislumbran unas escaleras que acaban en el tercero de los espacios. «Es una zona independiente que solemos alquilar para el tema de cumpleaños, bodas, bautizos, fiestas privadas...», relata el propietario. «Y como arriba se está más tranquilo y con la música más baja, también hay gente que viene a leer o a estudiar cuando la biblioteca está cerrada», apuntilla Díaz de Greñu.
Dardos, futbolín y deportes
En ese espacio superior del que habla Díaz de Greñu aparecen para el visitante dos dianas para jugar a los dardos. «Tenemos equipos y acudimos a campeonatos internacionales y nacionales; este año fuimos a Lloret y ahora en octubre nos vamos a La Nucía», destaca el responsable de un bar en que también hay un futbolín y en el que los deportes juegan un papel muy importante. «Viene mucha gente a ver todo tipo de competiciones, entre ellas de rugby porque aquí apoyamos mucho al Rugby Rioja», remarca.
Y, aunque solo cuentan con una «cocina pequeñita», en ocasiones también se lían la manta a la cabeza y, por ejemplo, para San Mateo ofrecen el tradicional almuerzo previo al lanzamiento del cohete. «Abrí las inscripciones y enseguida se me juntaron reservas para ochenta personas», asegura Díaz de Greñu quien reconoce la necesidad de ir evolucionando (en el uso de redes sociales, por ejemplo) pero sin perder la esencia de esa cervecería rockera llamada Parlamento.
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