La visibilización de los invisibles

La juventud es un periodo de la existencia lleno de vitalidad, una época determinante en la que las relaciones personales cobran protagonismo y ayudan a desarrollarse. Los encuentros son importantes, especialmente para los jóvenes sordociegos, que en determinadas ocasiones pueden sufrir un aislamiento no deseado.

Con el objetivo de crear un espacio inclusivo para ellos, la Federación de Asociaciones de Personas Sordociegas de España (Fasocide) ha organizado una serie de actividades en Logroño y los alrededores entre el 22 y el 27 de julio.

En total, diez participantes de entre 18 y 35 años se han desplazado hasta la capital riojana. Junto a estos valientes están diez guías-intérpretes y un mediador comunicativo, figuras que juegan un papel fundamental porque ejercen de traductores entre ellos y el entorno, por lo que permiten la interacción con personas que no dominan la lengua de signos. «Tenemos perfiles muy heterogéneos, el grado de sordera o ceguera que tenga la persona determinará el sistema de comunicación que utilice, así como el grado de autonomía», indicó ayer Carolina Díaz, coordinadora del encuentro, en el acto de apertura. Los asistentes tienen múltiples maneras de comunicarse, «pueden ser oralistas que utilizan la lengua oral, igual que las personas oyentes, aunque hay otros que emplean la lengua de signos, bien apoyada o de distancia corta», explicó Díaz.

Noelia Lirola es sordociega desde su nacimiento y es la única asistente al evento que usa la lengua de signos apoyada. Para lograr una comunicación efectiva y fluida, su guía-intérprete le transmite la información y ella responde oralmente. «Mi vida ha sido complicada, lo más difícil ha sido el tema laboral porque no es fácil buscar un trabajo en el que una persona sordociega se adapte», señaló esta granadina de 31 años. Para superar los obstáculos que les impiden avanzar, exige a la sociedad «que nos entiendan, somos personas, tenemos una discapacidad pero estamos ahí», relató. Gracias a la labor que realizan los intérpretes y mediadores comunicativos su vida es menos complicada: «Con los audífonos me apaño, pero si hay mucho ruido tengo que utilizar la lengua de signos porque no me entero de nada», comentó Noelia.

La dificultad a la hora de encontrar un empleo también la resalta Cristina González, representante de la sección de juventud de Fasocide. Aunque a nivel académico siempre se vio apoyada por sus compañeros, lo cierto es que en el tema laboral «hay mucha discriminación, es exagerado. Siento como un maltrato psicológico en el día a día porque la gente no entiende la lengua de signos, a veces me gritan o intento hablar y me cortan. Las empresas deben estar concienciadas con la discapacidad», remarca Cristina. Para esta sevillana, el tema de la comunicación «es la principal barrera» porque «no tenemos accesibilidad, es muy difícil la lectura labial, vocalizar y la lengua de signos, porque nadie la entiende».

La concejala de Políticas de Familia, Sociales y Discapacidad del Ayuntamiento de Logroño, Patricia Sáinz, les acompañó durante el acto, en el que afirmó que «está claro que la vida para los sordociegos tiene retos y como sociedad estamos obligados a tratar de disminuirlos».

En La Rioja, Fasocide no tiene sede y es la Asociación de Personas Sordas de la región la encargada de hacer un seguimiento de los sordociegos. En total, se calcula que En España hay alrededor de 9.000 afectados por esta discapacidad.

Durante su estancia en Logroño, los participantes realizarán diversas actividades entre las que destacan la visita a una bodega, una excursión a la Reserva Natural del embalse de Las Cañas, un encuentro en la Casa de las Ciencias y un taller de cerámica.

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