«Aquí salgo a la calle sin temor a que me maten como a mi hermano»
En julio del año pasado, la vida de Javid Gutiérrez dio un giro de 180 grados. Este joven colombiano estaba en el hospital acompañando ... a su novia cuando llegó una ambulancia con una persona gravemente herida. Salió a ver qué sucedía y se encontró con su hermano. «Le habían baleado», recuerda mientras se aguanta las lágrimas. Ambos trabajaban juntos en un negocio de «prestar dinero y había gente que nos debía grandes cantidades». El asesinato de su hermano fue lo que le hizo tomar la decisión de iniciar una nueva vida: «Por mi tranquilidad y la de mi madre, que temía que me sucediera lo mismo que a él».
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Y en octubre llegó a Logroño, donde residen su tía y sus primos. Javid es una de las 452 personas que el año pasado solicitaron el asilo en España –la colombiana es la nacionalidad mayoritaria–, en este caso por temor a perder su vida. Ahora ese miedo ha desaparecido «y puedo salir sin problemas a la calle o pasear por los parques del extrarradio, que es una de las cosas que más me gusta, sin pensar en que me puedan matar como a mi hermano». La calma que ha encontrado en la ciudad «es de agradecer» a diferencia de lo que sucede en su tierra natal. «La vida en Colombia no vale nada», sentencia.
Su integración, por el momento, se desarrolla sin problemas «pero también es cierto que paso mucho tiempo con la gente de mi país», aunque ya empieza a tener amistades «de acá. Es gente sociable». Además, procede de Cartagena de Indias, la ciudad «más diversa y turística, puerta de entrada de muchos cruceros». Colabora con la Asociación Colombiana de La Rioja-Color porque «por el momento no puedo trabajar». Tiene cita en septiembre para continuar con la tramitación de su petición de asilo ante la Policía Nacional «porque ahora tengo un salvoconducto para poder estar legal en el país».
«Yo tengo la suerte de vivir con mi tía pero conozco a personas que, si no les otorgan el asilo, ni pueden trabajar ni tener una casa»
La burocracia «es muy lenta», lamenta el joven, «y no siempre se resuelve a favor del solicitante». «Vemos a diario a compatriotas sufriendo porque le rechazan el asilo y no tienen oportunidad ni de trabajar ni de encontrar una casa. Y para recurrir, además, hay que contratar un abogado experto en Extranjería y eso cuesta entre 300 y 600 euros», señala. Javid confía en que su petición sí sea aceptada. «Hay argumentos», asevera. Su deseo es «empezar una nueva vida en España. No quiero volver a Colombia».
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